Reflexión 213: El don espiritual del entendimiento

 

Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina

Reflexión 213: El don espiritual del entendimiento

¿Entiendes los misterios de Dios? Imagina que fueras un teólogo que estudió la fe de nuestra Iglesia durante muchos años. ¿El conocimiento de todas las disciplinas teológicas de nuestra Iglesia produciría necesariamente en vosotros una comprensión auténtica de estos misterios estudiados? No, no produciría necesariamente comprensión. De hecho, es muy posible que aunque conozcas todo acerca de Dios y todo lo que ha sido revelado a través de los siglos, aún te falte una comprensión auténtica de Dios.Dios y los profundos misterios de nuestra fe. En última instancia, la comprensión viene como un regalo de Dios. Es un don infundido que ilumina y esclarece y sólo se obtiene por una revelación directa y personal de Dios. Sí, el estudio de la fe y la atención a la clara articulación de esta misma fe dispone a comprender, pero aún se requiere el don inspirado de Entendimiento para penetrar y captar todos los misterios de nuestra fe. La comprensión es un verdadero don de la Misericordia de Dios (Ver Diario #1107).

Reflexiona sobre tu propia comprensión de la infinita Misericordia de Dios. ¿Hasta qué punto comprendes esta Misericordia? Reflexiona sobre todo lo que Dios nos ha revelado a lo largo de la historia. Ha hablado definitivamente a través de las Escrituras y también ha hablado definitivamente a través de Su Iglesia de muchas maneras. Reflexiona sobre cuán plenamente comprendes todos los artículos de nuestra fe que han sido revelados a través de los siglos. Dios ha hablado de una manera clara y pública. Ahora Él desea hablarte esas mismas verdades en lo más profundo de tu alma. Si estás dispuesto a escuchar, tu entendimiento abrirá las compuertas de la Misericordia de Dios.

Señor, hay tantas verdades que no comprendo del todo. Tu vida y Tus obras son gloriosas y misteriosas a la vez. Dame la gracia del Entendimiento para que pueda penetrar en las profundidades de Tu Verdad y Tu Misericordia. Me abro a Ti, amado Señor. Jesús, en Ti confío.