Páginas

sábado, 20 de agosto de 2022

Nuestra Santísima Madre 20 de agosto de 2022 Sábado de la vigésima semana del tiempo ordinario

 



Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!

Nuestra Santísima Madre
20 de agosto de 2022
Sábado de la vigésima semana del tiempo ordinario
Lecturas para hoy

San Bernardo de Claraval, Abad y Doctor de la Iglesia—Memorial

“Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. Por tanto, haced y observad todo lo que os digan, pero no sigáis su ejemplo. Porque predican pero no practican. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar y las ponen sobre los hombros de la gente, pero no mueven un dedo para moverlas. Todas sus obras son interpretadas para ser vistas. Ensanchan sus filacterias y alargan sus borlas. Aman los lugares de honor en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, los saludos en las plazas y el saludo 'Rabí'.” Mateo 23:2-7

Los sábados están tradicionalmente dedicados al honor de nuestra Santísima Madre. ¡Qué contraste hay entre los fariseos y nuestra Santísima Madre, Reina del Cielo y de la Tierra!

Primero, comenzamos con los fariseos. Fueron continuamente condenados por Jesús por su orgullo y su propia justicia. Se rezaban a sí mismos, buscaban lugares de honor, exigían el respeto de los demás y estaban completamente ensimismados. La continua condenación de Jesús hacia ellos fue un acto de misericordia de Su parte. Era una forma de tratar de sacarlos de su orgullo, ayudándolos a ver la luz de la verdad.

Segundo, contrastamos esto con nuestra Santísima Madre. Ella era humilde más allá de la imaginación. Ella es la Inmaculada Concepción... perfecta en todos los sentidos. Llevaba todas las virtudes dentro de su alma. Ella es la Nueva Eva, la nueva Madre de todos los Vivos. Y es honrada eternamente como Reina del Cielo y de la Tierra.

El marcado contraste se ve en la forma en que ella vivía. Se ve en el hecho de que ella tenía todo el derecho de exaltarse a sí misma y de esperar honor y respeto durante toda su vida. Pero, en su humildad, no reclamó tal derecho. Se permitió permanecer escondida e incluso ridiculizada por quedar embarazada fuera del matrimonio. Ella era diferente a los fariseos en todos los sentidos.

Pero ahora, por toda la eternidad, Dios la ha resucitado. Ella será vista eternamente como Reina y será honrada y amada por todos. Toda su virtud brillará perpetuamente, ya que ha sido recompensada y exaltada para que todos la vean.

Reflexiona, hoy, sobre a quién te pareces más. ¿Eres más como los fariseos que buscan exaltarse a sí mismos? ¿O eres más como nuestra Santísima Madre que se humilló a sí misma? ¡Elige imitar a nuestra Santísima Madre y Dios te recompensará eternamente también!

Señor, que pueda ver la belleza y magnificencia del alma de Tu madre. Que la ame y la honre. Y en ese amor y honor, que yo la imite en todos los sentidos. Jesús, en Ti confío. 






No hay comentarios.:

Publicar un comentario