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miércoles, 6 de julio de 2022

Reflexión 187: Un arcoíris después de la tormenta

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina

Reflexión 187: Un arcoíris después de la tormenta

Es fascinante cómo la Creación misma proclama la gloria de Dios y nos enseña en materia de fe. Toma un arcoíris. Es brillante y hermoso, colorido e impresionante. Todo el mundo se regocija al ver un arcoíris. Pero no existiría el arcoíris sin lluvia o tormentas. Así es la vida. Tendremos días buenos seguidos de días malos y días malos seguidos de buenos. No debemos sorprendernos por uno u otro. En un buen día lleno de alegría debemos dar gracias a Dios y ser conscientes de que el “arcoíris” es un regalo. Deberíamos saborearlo para recordarlo en los días malos. Cuando llega un mal día debemos agradecer a Dios. Debemos agradecerle por el conocimiento de que esto también pasará si esperamos pacientemente en Él. La vida está llena de altibajos, pero la Misericordia de Dios es eterna y nos llevará a través de todas las cosas,Diario #992).

Reflexiona hoy sobre la diferencia entre un arcoíris y una tormenta. Imagina un arco iris lleno de colores radiantes que se extiende por el cielo de un extremo al otro. Es hermoso e inspirador, motivo de sonrisa y deleite. Ahora compare eso con la tormenta que lo precedió. En medio de la tormenta, no se habría pensado en el arcoíris que se avecinaba. En cambio, el enfoque principal es buscar refugio. Reflexione sobre cómo esto puede ser similar a su vida personal. Cuando sientes dolor o te bombardean con desafíos, ¿corres y te escondes? También debes recordarte a ti mismo que cada lucha es el precursor de un arcoíris. Mantén vivas en tu mente las bendiciones de la Misericordia de Dios para que te ayuden diariamente a superar los desafíos de la vida.

Señor, mantén mis ojos en ti en todo momento. Que conserve la esperanza y la alegría en medio de cada tormenta de la vida. Por favor, cuando me sienta oprimido y bombardeado, recuérdame que esto también pasará y que Tú llevarás mis luchas y mi vida a una conclusión plena y feliz. Jesús, en Ti confío.



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