¡Mi vida católica!
un corazón atribulado
17 de mayo de 2022
Martes de la Quinta Semana de Pascua
Lecturas para hoy
“No se turbe ni se atemorice vuestro corazón”. Juan 14:27
Qué maravilloso recordatorio que todos necesitamos escuchar regularmente. “No se turbe vuestro corazón”. Y “No dejes que tu corazón tenga miedo”. ¿Con qué frecuencia sigues ese consejo?
Curiosamente, en realidad es más que un consejo. Es un mandato de amor de nuestro Señor. Él quiere ser claro y quiere que sepamos que un corazón temeroso y atribulado no es de Él. Estar turbado y temeroso es una gran carga y nos agobia. Jesús desea desesperadamente que seamos libres de estas cargas. Él quiere que seamos libres para que podamos experimentar la alegría de la vida.
Entonces, ¿qué es lo que más te agobia en la vida? ¿Hay algo en tu vida que te obsesiona, que te enoja, que no puedes soltar o que tiende a dominar tu vida? O tal vez su carga sea más sutil. Quizá no haya nada que te agobie sino que, en cambio, sea una carga constante a pequeña escala, siempre ahí en un segundo plano. Estas cargas pueden ser bastante difíciles cuando duran de año en año.
El primer paso hacia la libertad es ver la carga por lo que es. Identifíquelo y trate de identificar la causa subyacente. Si la causa de tu carga es tu propio pecado, arrepiéntete y busca la Confesión. Esta es la mejor manera de experimentar la libertad inmediata.
Sin embargo, si tu carga es el resultado de las acciones de otra persona o alguna situación en la vida que está fuera de tu control, entonces estás en una posición única para rendirte a nuestro Señor, dándole el control completo de esta situación. La libertad se encuentra en la total entrega, confianza y abandono a Su voluntad.
Dedique algún tiempo hoy a reflexionar sobre lo que más le agobia en la vida. ¿Qué es lo que te pesa mucho? Es esto, más que cualquier otra cosa, lo que Jesús quiere entrar y levantar por ti. Él te quiere libre para que puedas experimentar la alegría que Él tiene para ofrecerte en la vida.
Señor de la verdadera alegría, quiero ser libre. Quiero experimentar la alegría que tienes reservada para mí. Cuando las cargas de la vida me agobien, ayúdame a volverme a Ti en mi necesidad. Jesús, en Ti confío.
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