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martes, 17 de mayo de 2022

Reflexión 137: Poder en la Cruz

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 137: Poder en la Cruz
Cuando oras, ¿alguna vez te sientas y contemplas el crucifijo? Desde una perspectiva externa, el crucifijo es una realidad desconcertante. ¿Por qué nos levantaríamos en alto y honraríamos un evento tan horrible? El brutal asesinato del Hijo de Dios puede no ser, al principio, algo que nos atraiga. Sin embargo, el crucifijo tiene un poder y un atractivo para aquellos que lo miran con fe porque no solo es un asesinato horrible y brutal, es, ante todo, la victoria completa sobre el pecado y la muerte. La Crucifixión de nuestro Señor fue el acto de amor más grande jamás conocido, porque en ese acto Él destruyó para siempre la muerte y el pecado de aquellos que se vuelven a Él con total abandono. El crucifijo es también para nosotros un signo de la entrega que estamos llamados a vivir. Cada uno de nosotros estamos llamados a entrar en esa cruz y morir con Cristo, entregándonos a los demás. Porque al morir con Él, nuestros pecados son expiados y podemos compartir la victoria de Su resurrección. Contemplar la Crucifixión de nuestro Señor nos transforma pues nos abre las puertas de la Misericordia ganada por este acto desinteresado de amor (VerDiario #681).
Trate de orar ante el crucifijo. Intenta sentarte en silencio y mirarlo. “Mirar” es más que simplemente “mirar”. Cuando miramos, buscamos mirar más allá de la imagen que vemos y asomarnos al amor que trajo a Jesús a ese momento. Vemos a un Dios de amor infinito que estuvo dispuesto a ir hasta el final para salvarnos de nuestros pecados y amarnos con un amor perfecto.
Señor, deseo contemplar Tu perfecto acto de amor y ver Tu Corazón, que estalla de Misericordia sobre mí y sobre el mundo entero. Ayúdame a comprender el don insondable de Tu Sacrificio ya entrar en una eterna gratitud por este don. Jesús, en Ti confío.



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