Domingo cuarto de Pascua, (8 mayo, 59ª Jornada M. Vocaciones)
De Corazón a corazón: Hch 13,14.43-52 (“luz de los pueblos… la Palabra de Dios se difundía”); Ap 7,9.14-17 (“han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero); Jn 10,27-30 (“mis ovejas oyen mi voz, yo las conozco y ellas me siguen… Yo y el Padre somos uno”):
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Jesús es “la luz de los pueblos”, la “Palabra” personal y definitiva de Dios Amor, el Buen Pastor que da la vida (su “sangre”), el Cordero inmolado y el “pan de vida” … La respuesta de fe consiste en “escuchar”, conocer amando, compartir, seguir y vivir en sintonía con él. El día mundial para orar por las vocaciones sacerdotales y de vida consagrada insta a ser visibilidad del amor de Cristo: en íntima amistad con él, siguiéndole en su misma actitud de donación, viviendo gozosamente con él presente en la comunión eclesial de hermanos. Esta “luz” evangélica no estará nunca de moda, pero es la única que ilumina y contagia de verdad: "Cada uno de nosotros es una criatura querida y amada por Dios, para la que Él ha tenido un pensamiento único y especial" (Mensaje Vocaciones, 2022).
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: “Conoce muy bien el Espíritu Santo las entrañas de la Virgen, conoce muy bien aquel su corazón tan limpísimo" (S. Juan de Ávila, Sermón 30). María se dejó sorprender por el proyecto de Dios: hacer de la vida un “sí”. Jornada Mundial de las Vocaciones ("llamados a edificar la familia humana"):
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