PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Decía san Pablo a los Corintios: «El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Cor 13,4-7).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco en su Regla: «Todos mis hermanos pueden anunciar esta exhortación y alabanza, entre cualesquiera hombres, con la bendición de Dios: "Temed y honrad, alabad y bendecid, dad gracias y adorad al Señor Dios omnipotente en Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas"» (1 R 21,1-2).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre que bendiga en toda circunstancia a su pueblo santo, edificado sobre el cimiento de los apóstoles.
-Padre santo, tu Hijo resucitado se apareció a los apóstoles para hacerlos sus testigos, haz que también nosotros demos testimonio de Cristo.
-Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres, haz que sepamos proclamar el Evangelio a toda criatura, en especial a los más pobres y necesitados.
-Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de tu palabra, haz de nosotros la tierra buena que la acoja y dé mucho fruto.
-Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo, haz que nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Oración: Señor, Dios nuestro, concédenos participar en la muerte y resurrección de tu Hijo, para que merezcamos llegar a contemplarle en el esplendor de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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