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martes, 5 de noviembre de 2024

“La Cruz es el Símbolo de Nuestra Redención”.

 



“La Cruz es el Símbolo de Nuestra Redención”.

LA CRUZ DE JESUS

¿Oh Hijitos, cuánto me habéis costado estando en mi cruz y en el momento de que me alzaron en lo alto quedó el símbolo de vuestra redención! Aquí tenéis clavado Mi Corazón, que es la llave por la cual abriréis los cielos de los que sois herederos.

Yo desde Mi Cruz bajé los ojos y viendo con amor infinito a mis verdugos pedí a mi Padre por su salvación. Mi amor es infinito y pudo más el amor que la muerte.

Triunfó Mi Amor y así, por este Amor, os abrí la gloria. Ved que el amor es necesario. El que no tiene amor no le será abierta la puerta.

Ved bien este amor que es paz, que es gozo en el dolor. Que siempre vuestro corazón desee tener más amor. Inundad vuestro corazón de amor. Amad a todos vuestros hermanos. Estad dispuestos a dar vuestra vida por ellos.

Os digo, vi a mi Madre junto a la cruz y la hice vuestra Madre, como herencia le dejé a los pecadores. Ved el amor misericordioso de mi Madre, que aceptó seguir sufriendo por vosotros, que ella sigue abogando por ustedes.

Yo, el que pude acabar con mis verdugos, los perdoné. Así vosotros perdonad, sed indulgentes como lo es Mi Padre.

Decís que no sentí esa lanza que atravesó Mi Corazón, mas os digo: sí la sentí y fue grande Mi alegría porque por ella entraron muchas almas que se gozarían de estar en ese cielo que les daba ya en vida, que muchos serían salvados por las gracias que serían derramadas para la salvación de tantos ingratos porque, como a una madre, Yo acogería a mis hijos en el seno de Mi Corazón y los llenaría de fuego y gran amor.

Entrad, recibid este amor que me ahoga y siento que mi agonía está cerca y que es grande mi dolor ver que muchos me ofrecen sus espaldas en vez de su corazón.

Yo los bendigo y Mi Madre que esta a vuestro lado siempre amándolos mucho.

Sagrado Corazón de Jesús.

Siervos del Divino Amor

LA ORACIÓN DESCONOCIDA DE JESÚS EN LA CRUZ

 



LA ORACIÓN DESCONOCIDA DE
JESÚS EN LA CRUZ

Nuestro Amado Jesús al ofrecer y reparar por la humanidad, se apoya sobre los Pies heridos y traspasados por el enorme clavo que parece convertirse en pesada cadena que no deja a la humanidad dar pasos hacia la vida eterna, sino que la mantiene sujeta al pecado. Los tendones llagados saltan y los músculos asoman en las piernas. Y miro como la furia del hombre no ha dejado piel sobre el Cuerpo del Rey.

Con saña los verdugos han descargado sobre el Cordero Divino todo el odio de la humanidad, es un Cuerpo totalmente sangrante, impresionante, un Cuerpo Santísimo que no se mira a Sí mismo, y que con todo el Amor Infinito va a ofrecer hasta la última gota de Su Preciosísima Sangre para lavar el pecado de la humanidad a la que ama.

Los Divinos Labios se han ocultado ante un Rostro que, aunque inflamado, no puede ocultar tan infinita belleza, tan infinito amor y… miro esos Divinos Ojos que en este momento miran a la Madre y a Su discípulo amado, y en este discípulo miran a todas las almas fieles que ofrecen su vida por amor a Él, a Su Madre y al prójimo.

Se fusiona al Madero Santo y eleva Su mirada al Cielo y en secreto le habla a Su Padre:

“Aquí yace Tu Amor por el hombre, aquí Me entrego por cada uno de ellos, aquí en este Madero pende Tu Hijo. ¡Padre! Por amor acepta Mi reparación por cada uno de ellos, en todos los tiempos. ¡Padre! Perdona a Tu Pueblo y dale la salvación. Aquí nace Mi Misericordia; en este Madero salvo a cada pecador arrepentido. No habrá criatura humana verdaderamente arrepentida que Mi Misericordia no alcance. Aquí yace, Padre, Tu Amor por Tus hijos, aquí, en Tu Hijo”.

· Compartido con: Público CONSAGRACIÓN A LOS CORAZONES UNIDOS Y TRASPASADOS DE JESÚS Y DE MARÍA

 



CONSAGRACIÓN A LOS CORAZONES UNIDOS Y TRASPASADOS DE JESÚS Y DE MARÍA

Divinos Corazones de Jesús y de María, me adentro en el espesor de Vuestros Aposentos para consagraros mi cuerpo como templo de pureza en el que Vosotros habitáis, mi alma como jardín en que Vosotros os recreáis, mis sentidos que guardaré contra todo espíritu de tentación, mis potencias que abriré a las inspiraciones de Vuestra Gracia, mis pensamientos que apartaré de las ilusiones del mundo, mis deseos que pondré en la felicidad del Paraíso, mis virtudes que florecerán a la sombra de Vuestra protección.

Divinos Corazones de Jesús y de María, encended mi corazón con las llamas de vuestro amor para amaros y serviros con toda mi alma, con todas mis fuerzas y hacer que todas las criaturas os honren, os amen y os den gloria.

Divinos Corazones de Jesús y de María, derramad Vuestras Gracias sobre todos vuestros devotos y extended por toda la tierra esta santa devoción a fin de que seáis conocidos, amados y glorificados.

Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

Sagrados Corazones de Jesús y de María haced que os ame cada vez más. Amén.

lunes, 4 de noviembre de 2024

"Humildad y entrega".

 



"Humildad y entrega".
MUJER HUMILDE
Hijitos: ¡Si conocierais este Don de Dios!, En verdad os digo, tendríais ya la gracia en vuestros corazones, pero vuestra soberbia os lo impide. Sed humildes, este debe ser siempre vuestro deseo. No debéis pensar en que sois gran cosa, siempre pensad que sois miseria y así llegaréis a encontraros consigo mismos, con sinceridad y os daréis cuenta qué poco valéis sin Mí. Recordad que vuestro corazón ya unido al Mío es como tendrá mérito. Ved vuestros pecados.
Aun muchos no pueden tener esta unión porque no dejan lo que los ata, lo que los esclaviza. Cuántos me siguen, mas cuando llega el dolor, el sacrificio, dan media vuelta y se alejan y no piensan que es necesario amar más la cruz, abandonarse, estar dispuestos a la entrega total. ¡Ay Hijos Míos, es tan fácil conocer Mi Don, alabando siempre y bendiciendo en cada momento a Mi Padre, que os llama con amorosos regalos! ¿Acaso pensáis que todo mal no os será remediado?
Queréis que el que está junto os entienda, recordad que Yo vine a traer contradicción, porque no todos tienen la luz que se os ha dado; pedidla vosotros, ya os lo dije, todo aquello que sea para vuestra salvación se os concederá, pero os hace falta más confianza, más abandono. Fijaos en Mi Madre que siempre confió, ella aceptaba, fuera lo que fuera, la voluntad del Padre; ella estaba llena de alegría al dar su vida por la salvación de sus hermanos e Hijos; se entregó a pedazos con los hechos, con todo aquello que sea entrega.
Las horas de oración que ofrezcáis por vuestros hermanos, máxime si lo hacéis en las horas de descanso, vuestras penas y dolores, vuestras alegrías y sacrificios, así podréis dar y ofrecer vuestra vida ¡Cuánta necesidad hay de vuestra entrega! Os digo el cómo hacerlo, diario, momento a momento, hora a hora; que todo sea grande tesoro y así vuestra vida sea holocausto para salvación. ¿Veis qué fácil es la entrega y conocer el “Don de Dios?” ¿Por qué os complicáis la vida? ¿Por qué os angustiáis y vivís en odios y rencores? Lo que más os he pedido: “amaos los unos a los otros” y que nunca os fijéis en vuestros hermanos, en sus defectos, porque podéis caer en error vosotros mismos. Sed sencillos, sed humildes y que esa vanidad y perjuicios vanos los dejéis ya, que debéis amaros como hermanos, que vuestros corazones sean como los de los niños: puros, sin dobleces, ni odios, ni rencores. Así es el Mío ¿No queréis ser como lo es: humilde, sencillo, manso?
Yo los bendigo y os doy Mi Corazón. Llenaos de él, que es miel y que endulza y que es fuego y que sólo por él llegaréis a amaros como Yo os amo.
Sagrado Corazón de Jesús.
Siervos del Divino Amor


martes, 5 de noviembre de 2024 Santo Evangelo 5 de noviembre 2024

 



 Texto del Evangelio (Lc 14,15-24):

 En aquel tiempo, dijo a Jesús uno de los que comían a la mesa: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!». Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses’. Y otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses’. Otro dijo: ‘Me he casado, y por eso no puedo ir’.

»Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ‘Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos’. Dijo el siervo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio’. Dijo el señor al siervo: ‘Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa’. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena».



«Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa»


Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)

Hoy, el Señor nos ofrece una imagen de la eternidad representada por un banquete. El banquete significa el lugar donde la familia y los amigos se encuentran juntos, gozando de la compañía, de la conversación y de la amistad en torno a la misma mesa. Esta imagen nos habla de la intimidad con Dios trinidad y del gozo que encontraremos en la estancia del cielo. Todo lo ha hecho para nosotros y nos llama porque «ya está todo preparado» (Lc 14,17). Nos quiere con Él; quiere a todos los hombres y las mujeres del mundo a su lado, a cada uno de nosotros.

Es necesario, sin embargo, que queramos ir. Y a pesar de saber que es donde mejor se está, porque el cielo es nuestra morada eterna, que excede todas las más nobles aspiraciones humanas —«ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman» (1Cor 2,9) y, por lo tanto, nada le es comparable—; sin embargo, somos capaces de rechazar la invitación divina y perdernos eternamente el mejor ofrecimiento que Dios podía hacernos: participar de su casa, de su mesa, de su intimidad para siempre. ¡Qué gran responsabilidad!

Somos, desdichadamente, capaces de cambiar a Dios por cualquier cosa. Unos, como leemos en el Evangelio de hoy, por un campo; otros, por unos bueyes. ¿Y tú y yo, por qué somos capaces de cambiar a aquél que es nuestro Dios y su invitación? Hay quien por pereza, por dejadez, por comodidad deja de cumplir sus deberes de amor para con Dios: ¿Tan poco vale Dios, que lo sustituimos por cualquier otra cosa? Que nuestra respuesta al ofrecimiento divino sea siempre un sí, lleno de agradecimiento y de admiración.

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS 5 DE NOVIEMBRE MARTES XXXI DEL T. ORDINARIO




De la Feria. Salterio III

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ALABEMOS A DIOS QUE, EN SU PALABRA

Alabemos a Dios que, en su Palabra,
nos revela el designio salvador,
y digamos en súplica confiada:
«Renuévame por dentro, mi Señor.»

No cerremos el alma a su llamada
ni dejemos que arraigue el desamor;
aunque dura es la lucha, su palabra
será bálsamo suave en el dolor.

Caminemos los días de esta vida
como tiempo de Dios y de oración;
él es fiel a la alianza prometida:
«Si eres mi pueblo, yo seré tu Dios.»

Tú dijiste, Jesús, que eras camino
para llegar al Padre sin temor;
concédenos la gracia de tu Espíritu
que nos lleve al encuentro del Señor. Amén.

SALMODIA

SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ RELIGIOSA FUNDADORA

 


5 DE NOVIEMBRE SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ RELIGIOSA FUNDADORA
SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ
RELIGIOSA FUNDADORA
PALABRA DE DIOS DIARIA
Ángela Guerrero González, Sor Ángela de la Cruz, Madre de los pobres, nació el 30 de enero de 1846 en Sevilla en el seno de una familia sencilla. Sus padres, Francisco Guerrero y Josefa González, tuvieron catorce hijos, pero sólo seis llegaron a mayores de edad a causa de la terrible mortalidad infantil, aún persistente durante todo el s. XIX.
Sus padres eran—hasta la exclaustración de los religiosos en 1836—los cocineros del Convento de los Padres Teatinos de Sevilla. Su padre murió pronto. Sin embargo la madre llegara a ver la obra de su hija, y las Hermanitas de la Cruz la llamaran con el dulce nombre de "la abuelita" y quedaran admiradas de las muchas virtudes que florecían en el jardín de su alma. Ella supo transplantarlas al jardín del alma de su hija Ángela. Se dice que un día, siendo aun muy pequeña, desapareció y todos la buscaron. Todos menos su madre que enseguida adivinó donde estaba: en la iglesia. Allí la encontraron rezando y recorriendo los altares. Ya mayor dirá: "Yo, todo el tiempo que podía, lo pasaba en la iglesia, echándome bendiciones de altar como hacen las chiquillas".
Por carecer de recursos, apenas puede aprender a leer y escribir. Ángela, que crecía en un piadoso ambiente familiar, pronto daría cumplidas pruebas de bondad natural. Ya de joven, nadie osaba hablar mal o pronunciar blasfemias en su presencia. Si hablaban algo menos puro, al verla llegar, decían, cambiando de conversación: "Callad, que viene Angelita".
Ángela necesita trabajar desde los doce años para ayudar a su familia, cuando apenas ha tenido ocasión de asistir a la escuela: en el taller de calzado de doña Antonia Maldonado, en la calle del Huevo, trabajó durante algún tiempo como zapatera. Dña. Antonia estaba encantada de ella y exhortaba a las demás a que la imitaran. Hacia rezar el rosario y rendían mas que antes.
El Padre Torres Padilla era muy amigo de la familia donde trabajaba como zapatera. Le habían hablado de la maravilla de aquella joven.

MISAL DIARIO Palabra de Dios. LECTURAS DEL MARTES XXXI DEL T. ORDINARIO 5 DE NOVIEMBRE (VERDE)

 "Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios".





Misa para pedir la gracia de una buena muerte MR, p. 1159 (1151) / Lecc. II, p. 966

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 22, 4

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo, Señor y Dios mío, tu vara y tu cayado me dan seguridad.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que nos creaste a tu imagen y quisiste que tu Hijo padeciera la muerte por nosotros, concédenos permanecer siempre vigilantes en la oración, para que merezcamos salir de este mundo sin mancha de pecado y descansar llenos de gozo en el seno de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Cristo se humilló a sí mismo, por eso Dios lo exaltó.


De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 2, 5-11


Hermanos: Tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

Meditación para recibir al Santísimo Sacramento

 




Meditación para recibir al Santísimo Sacramento
Primer punto: Considerar quién es el que he de recibir, y cómo en cuanto a la divinidad es igual al Eterno Padre, y cómo en cuanto hombre es el más ilustre de todos los hombres.
Segundo punto: Considerar de dónde viene: del Cielo. Consideraré que me hace mayor don que a los Apóstoles el Jueves de la Cena. Y he de confundirme trayendo a la memoria lo que haría si esperase a un amigo o hermano que me viniese a ver de tierras lejanas, o si el Papa o el Emperador hubiese de venir a verme, y lo poco que hago con la venida de Jesucristo, de los Cielos a mi ánima.
Tercer punto: Ver cómo viene. Consideraré cómo habiéndome dado todas las criaturas, Él mismo disfrazado se me da en una de ellas, haciéndose pequeñito, conforme a mi pequeñez.
Cuatro punto: Ver adónde viene. A este mundo donde tantas ofensas y pecados se cometen contra su divina Majestad.
Quinto punto: Considerar quién soy yo que le he de recibir, y mostrarle mis llagas, pidiéndole con el leproso del Evangelio que me sane. Así miraré de dónde viene, adónde viene y a qué viene.

Alabado sea Dios.



Textos de la Sagrada Escritura

 




Textos de la Sagrada Escritura

" Yo soy la vid;
Vosotros los sarmientos.
El que permanece en mi y yo en él,
Ese da mucho fruto;
Porque separados de mi no podéis hacer nada."
Jn 15,5

"En verdad, en verdad os digo:
si no coméis la carne del Hijo del hombre,
y no bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros."
Jn 5,53

"y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mi;
la vida que vivo al presente en la carne,
la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó
y se entrego a sí mismo por mí."
Gal 2,20

"Porque donde esté vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón."
Lc 12,34

"Yo soy el pan de la vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto
Y murieron; éste es el pan que baja del cielo,
para que quien lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo, bajado del cielo.
Si uno come de este pan, vivirá para siempre;
y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por
la vida del mundo…."Si no coméis la carne
del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros.

"El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el ultimo día.
Porque mi carne es verdadera comida
y mi sangre verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en Mí, Y yo en él".

"Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado
y yo vivo por el Padre, también el que me coma
vivirá por mí". Jn 6, 48-57

"Mientras estaban comiendo, tomo Jesús pan
y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos dijo:
"Tomad, comed, éste es mi cuerpo."
Tomo luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo:
"bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza,
que es derramada por muchos para el perdón de los pecados".
Mt 26, 26-28

"Hagan esto en memoria mía".
Lc 22,19