PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Himno al designio salvífico de Dios: «Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase bendiciones espirituales en los cielos. Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo a ser sus hijos. En Jesucristo, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados» (cf. Ef 1,3-7).
Pensamiento franciscano:
Nota manuscrita de Fr. León en el breviario de Sta. Clara: «Francisco hizo escribir este evangeliario. Y el día que no podía oír misa, por motivo de enfermedad o por cualquier otro notorio impedimento, se hacía leer el evangelio que aquel mismo día se leía en la iglesia durante la misa. Mantuvo esta práctica hasta su muerte. Pues solía decir: "Cuando no oigo misa, adoro el cuerpo de Cristo con los ojos de la mente en la oración, como lo adoro cuando lo veo en la misa"».
Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre, en comunión con tantos santos, hermanos nuestros, que vivieron las Bienaventuranzas proclamadas por su Hijo y gozan ya de la claridad de Dios.
-Por la Iglesia: para que sea a los ojos del mundo imagen de la nueva humanidad prometida por Cristo.
-Por los que ejercen la autoridad y el poder: para que trabajen por la paz, fruto de la justicia, y protejan en particular a los más débiles y desvalidos.
-Por los pobres, los enfermos, los que tienen hambre, los perseguidos...: para que puedan experimentar el consuelo, la hartura y la recompensa de Dios.
-Por todos los cristianos: para que el ejemplo de los santos nos estimule a vivir las Bienaventuranzas que ellos supieron encarnar.
Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas y concédenos bondadoso lo que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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