PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Dijo Jesús a sus discípulos: -En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará (Jn 12,24-26).
Pensamiento franciscano:
En la Admonición "Hay que esconder el bien para que no se pierda", dice san Francisco: «Bienaventurado el siervo que atesora en el cielo los bienes que el Señor le muestra, y no ansía manifestarlos a los hombres con la mira puesta en la recompensa, porque el Altísimo en persona manifestará sus obras a todos aquellos a quienes le plazca. Bienaventurado el siervo que guarda en su corazón los secretos del Señor» (Adm 28).
Orar con la Iglesia:
Bendigamos a Cristo, pan vivo bajado del cielo, y digámosle: Cristo, paz de las almas y salvación de los hombres, fortalece nuestra debilidad.
-Señor, sacia nuestra hambre en el banquete de la Eucaristía, y haz que participemos plenamente de los bienes de tu sacrificio pascual.
-Concédenos, Maestro bueno, escuchar tu palabra con corazón dócil y noble, y haz que perseveremos hasta dar fruto.
-Haz, Señor, que con nuestro trabajo cooperemos contigo para mejorar el mundo y especialmente nuestro entorno inmediato.
-Señor, que nuestra vida y nuestras obras, así como la acción de tu Iglesia, hagan crecer y consolidar tu paz en el mundo.
-Reconocemos, Señor, que hemos pecado; perdona nuestras faltas por tu gran misericordia.
Oración: Concédenos, Señor Jesús, perseverar en el cumplimiento de tus mandatos llenos de amor, como tu permaneciste fiel a la voluntad del Padre incluso en los momentos más fuertes. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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