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domingo, 3 de septiembre de 2023

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 4 DE SEPTIEMBRE



PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

Dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás». Los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?». Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día» (Jn 6,35.41-44).

Pensamiento franciscano:

San Francisco escribió a los superiores de su Orden: «Cuando es consagrado por el sacerdote sobre el altar el santísimo cuerpo y sangre del Señor y cuando es llevado a alguna parte, que todas las gentes, de rodillas, rindan alabanzas, gloria y honor al Señor Dios vivo y verdadero. Y que de tal modo anunciéis y prediquéis a todas las gentes su alabanza, que, a toda hora y cuando suenan las campanas, siempre se tributen por el pueblo entero alabanzas y gracias al Dios omnipotente por toda la tierra» (1CtaCus 7-8).

Orar con la Iglesia:

Dirijamos nuestra oración al Señor Jesús, que nos ha dejado el testamento de su amor en el humilde gesto del lavatorio de los pies y en el don supremo de la Eucaristía.

-Por los obispos y presbíteros: para que vivan su sacerdocio como servicio y donación sin límites a Cristo, presente en sus hermanos.

-Por el pueblo cristiano: para que sepa reconocer los grandes signos de la realeza y amor de Cristo, que lava los pies a los apóstoles y nos deja su mesa pascual.

-Por los cristianos divididos: para que el memorial de la santa Cena haga resonar en su espíritu la llamada de Cristo a la unidad.

-Por todos los que compartimos la mesa de la Eucaristía: para que estemos dispuestos a compartir nuestros bienes y valores con quienes más los necesitan.

Oración: Señor Jesús, que nos invitas como amigos a comer contigo la Pascua, haznos dignos de ser herederos y comensales de tu gloria en el banquete eterno. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

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