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sábado, 6 de mayo de 2023

Voy a prepararles un lugar

 


Voy a prepararles un lugar

Domingo 7 de mayo

¡Buenos días, gente buena!

Domingo V de Pascua A

Evangelio

Juan 14, 1-12:

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: «No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy». Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?». Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto». Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. 

Palabra del Señor

La respuesta es Jesús: camino, verdad y vida

Yo soy el camino, la verdad y la vida. Palabras inmensas, que lo llenan todo. Yo soy el camino, soy el sendero, que es mucho más que una estrella polar que señala, pálida y lejana, la dirección. Es algo cercano, sólido y confiable donde posar los pies; el terreno, marcado por las huellas de quien ha pasado y ha ido más lejos, y que te asegura que no estás solo. El camino es libertad, nacida del valor de salir y partir, caminando al ritmo humilde y tenaz del corazón. Jesús no ha dicho que sea la meta y el punto de llegada, sino el camino, el punto del movimiento, el viaje que te hace las vidas, para que no se queden en tierra, no se rindan, y vean que un primer paso siempre es posible, en cualquier situación que se encuentren.

A la base de la cultura occidental, la historia y el mito han puesto dos viajes inspiradores: el de Ulises y su venturoso regreso a Ítaca, cuyo símbolo es un cerco; y el viaje de Abraham, que parte para no volver, cuyo símbolo es una flecha. Jesús es camino que se pone del lado de la flecha, para significar no el simple regreso a casa, sino un viaje sin fin, hacia cielos nuevos y tierra nueva, hacia un futuro que se tiene que crear.

Yo soy la verdad: no dice “yo conozco” la verdad y la enseño; sino “yo soy” la verdad. Verdad es un término que tiene la misma raíz latina que primavera (ver – veris).  Y quiere señalar la primavera de la creatura, vida que germina y que echa yemas; una estación que llena de flores y de verde el hielo de nuestros inviernos. La verdad es lo que hace florecer las vidas, según la primera de todas las bendiciones: crezcan y multiplíquense. La verdad es Jesús, autor y custodio, cultivador y perfeccionador de la vida. La verdad eres tú cuando, como él en ti, te haces cargo y cuidas, enjugas una lágrima, te detienes al lado del hombre golpeado por los ladrones, pones senderos de primavera dentro de una existencia.

Yo soy la vida. Es la petición más diseminada en la Biblia (Señor, dame vida), es la súplica más constante de Israel, que ha ido a buscar lejos, muy lejos, el grito de todos los desesperados de la tierra y los ha recogido en los salmos. La respuesta a ese grito es Jesús: yo soy la vida, que se impone al impulso de muerte, a la violencia, a la auto destrucción que alimentamos dentro de nosotros. Vida es todo lo que podemos poner bajo nuestro nombre: futuro, amor, casa fiesta, reposo, deseo, pascua, generación, abrazos. El misterio de Dios no está lejano, pero el camino está bajo nuestros pasos. Si Dios es la vida, entonces hay santidad en la vida, vivimos la santidad del vivir. Por esto fe y vida, sagrado y realidad, no se oponen, sino que se encuentran y se besan, como dicen los salmos.

¡Feliz Domingo!

¡Paz y Bien!

Fr. Arturo Ríos Lara, ofm

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