PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
San Pablo escribió a los Corintios: «Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Cor 2,1-2)
Pensamiento franciscano:
San Francisco escribió a los superiores de su Orden: «Cuando es consagrado por el sacerdote sobre el altar el santísimo cuerpo y sangre del Señor y cuando es llevado a alguna parte, que todas las gentes, de rodillas, rindan alabanzas, gloria y honor al Señor Dios vivo y verdadero. Y que de tal modo anunciéis y prediquéis a todas las gentes su alabanza, que, a toda hora y cuando suenan las campanas, siempre se tributen por el pueblo entero alabanzas y gracias al Dios omnipotente por toda la tierra» (1CtaCus 7-8).
Orar con la Iglesia:
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y supliquémosle, diciendo: Señor, ten piedad de nosotros.
-Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria, conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.
-Tú que, exaltado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado, sana nuestras heridas y atráenos a tu corazón abierto.
-Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida, haz que los bautizados compartamos tu cruz y gocemos de la abundancia de sus frutos.
-Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido, perdónanos también a nosotros que perdonamos a quienes nos han ofendido.
Oración: Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y levanta nuestra débil vivencia cristiana con la fuerza de la pasión de tu Hijo. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.
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