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jueves, 2 de febrero de 2023

La fama de Jesús se había extendido

 

 La fama de Jesús se había extendido

Viernes 3 de febrero

¡Paz y Bien!

Evangelio

Marcos 6, 14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido tanto, llegó a oídos del rey Herodes el rumor de que Juan el Bautista había resucitado y sus poderes actuaban en Jesús. Otros decían que era Elías; y otros, que era un profeta, comparable a los antiguos. Pero Herodes insistía: "Es Juan, a quien yo le corté la cabeza, y que ha resucitado".

Herodes había mandado apresar a Juan y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: "No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano". Por eso Herodes lo mandó encarcelar.

Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida; pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, porque sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.

La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven: "Pídeme lo que quieras y yo te lo daré". Y le juró varias veces: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" Su madre le contestó: "La cabeza de Juan el Bautista". Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: "Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista". El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo, que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una charola, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.

Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

Palabra del Señor

Reflexión

Su fama se había extendido. La fama de Jesús se extendía por doquier y esto preocupa a los poderosos que temen un nuevo profeta como Juan el Bautista, el Precursor, un hombre de Dios sin pelos en la lengua para denunciar las injusticias de los poderosos e incluso la infidelidad del propio rey, que le temía y respetaba.

El relato del martirio de Juan el Bautista es colocado por San Marcos cuando Jesús acaba de volver a Galilea con fama de profeta de Dios y es ninguneado o despreciado por sus propios conciudadanos, aunque también preocupa a las autoridades, incluso al rey Herodes.

Si nos fijamos bien, la trama nos recuerda la propia historia de amor-odio, de fidelidad e infidelidad entre Dios e Israel, los intereses creados que se imponen a la fe y el verdadero culto al Señor. La muerte del profeta es la que también le espera a Jesús y a cualquiera que trate de vivir en plenitud el Evangelio, pero como hemos leído en la Carta a los Hebreos, nada hemos de temer si Dios está con nosotros.

Pero es también nuestra propia historia de cada día porque como cristianos nos enfrentamos o nos dejamos enredar en las tramas de una sociedad de apariencias e injusticias donde todo vale para conseguir un gramo de poder, de prestigio... donde el amor es solo moneda de cambio para mis intereses inconfesables. Da igual que seamos Herodías, su hija o el propio Herodes. Lo difícil es ser justo y temeroso del Dios del Amor, dar la vida por y para conseguir la Vida.

¡Feliz Viernes!

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