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viernes, 9 de diciembre de 2022

Elías ha venido ya

 

 Elías ha venido ya

Sábado 10 de diciembre

¡Paz y Bien!

Evangelio

Mateo 17, 10-13

En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?"

Él les respondió: "Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos".

Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.

Palabra del Señor

Reflexión

Las promesas de Dios se cumplen en el Mesías sufriente

Después de la escena de la transfiguración, en la que aparecía Elías al lado de Jesús, los tres apóstoles que contemplaron la visión preguntan al Maestro qué hay de ese profeta que dicen los letrados que va a volver. Jesús les confirma que, efectivamente, Elías tenía que venir, pero añade que ya ha venido y ha iniciado una renovación radical. Y tras él también el Hijo del hombre –es decir, Jesús mismo- viene con un propósito renovador de todo. Pero ni uno ni otro han sido reconocidos ni aceptados, sino que han sido desoídos y maltratados.

Los discípulos comprendieron que, al hablarles de Elías, les estaba hablando de Juan Bautista: identificaron sin gran dificultad al precursor con aquel gran profeta. En cambio, no fueron capaces  –todavía no- de reconocer a Jesús en la figura del Hijo del hombre que tenía que padecer. También la gente había dicho de él que era un profeta, y el mismo Pedro lo había confesado como el Mesías (Mt 16, 14.16); pero de ahí a admitir que tenía que morir precisamente por serlo había un abismo.

Los profetas hablaron en nombre de Dios y tuvieron que sufrir por hacer oír la palabra de Dios a sus contemporáneos. Jesús hablaba en nombre de Dios y eso le costó la vida. Él mismo les anticipó varias veces a sus discípulos que ése iba a ser su destino, pero éstos no fueron capaces de creerlo. Sólo la  resurrección les hizo comprender que la muerte es el camino necesario para alcanzar el don de la vida verdadera.

Y nosotros, que vivimos después de la resurrección de Jesús, ¿hemos comprendido ese vínculo entre la muerte y la vida? ¿Cómo lo asumimos en nuestra experiencia personal y en nuestro testimonio cristiano?     

¡Feliz Sábado!

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