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sábado, 20 de agosto de 2022

No nos dejes caer en tentación y libranos del mal

 


No nos dejes caer en tentación y libranos del mal
Por el Gilbert Koffi Kouman Párroco de María Auxiliadora
"No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal", dice el Padrenuestro que rezamos todos los días, y a veces no llegamos a entrar en el espíritu de esas palabras. Jesús ha vivido las tentaciones de profetas, de discípulos y seres humanos, y continuó viviendo en el mundo con un montón de tentaciones. Jesús nunca dijo que no hay tentaciones porque las hay. "No nos dejes caer en la tentación", es una petición. En nuestra oración pedimos para que Dios no permita que entremos en la tentación; pedimos también para que no nos deje sucumbir a ella. Como seres humanos podemos caer en ella, y Dios quiere librarnos del mal, por eso le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce al mal, porque el mundo, las tentaciones y las ofertas te hacen ver todo con ilusión y podemos dejarnos engañar. Pero Dios no quiere. Por eso hay una lucha entre la carne y el espíritu porque como seres humanos queremos vivir bien, con todo lo material y dejamos caer la carne en esas tentaciones. Entonces hay una lucha permanente y hay que continuarla. Por eso necesitamos todos, un espíritu de discernimiento y fuerza porque cuando no hay discernimientos no podemos ver lo que está bien y lo que está mal. Tenemos la libertad de los hijos de Dios. Podemos decir que somos libres y podemos hacer y vivir como queremos, pero si mañana algo nos pasa, no podemos echarle la culpa a Dios. Somos nosotros mismos. Pero, ¿cómo llegamos a vivir en esa lucha? En la oración. La oración es vivir en comunicación con mi Dios y ofrecer todo lo que hay. A veces en las oraciones decimos que tenemos distracción, no hay contemplaciones, pero hay que hacerla. Pero con la oración Jesús se alejó del tentador, porque es el arma del cristiano. Si Jesús ha vencido al tentador, nosotros también podemos llegar a decir "no" para no caer en las tentaciones. Para no entrar en la tentación, hay una decisión del corazón; es el corazón el que elige porque "donde esté tu tesoro allí también estará tu corazón" (Mateo 6,21-24). Dejamos conducir por el espíritu santo al espíritu de Cristo. Necesitamos una liberación de este mal, y por eso rogamos en el Padrenuestro: "Líbranos del mal". Estamos en el mundo, no vivimos como ángeles y Jesús dirá a su Padre: "No te pido que los retires del mundo sino que los guardes del maligno" (Juan 17-15). Una petición por cada uno de nosotros. Jesús a esta hora está orando para que no caigamos en la tentación del maligno, ser liberados de todos los malos presentes pasados y futuros. En la misa, a veces es el sacerdote el que pronuncia palabras y oraciones que pueden ayudarnos. Cuando el sacerdote dice: "Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz todos los días para que ayudados por tu misericordia vivamos siempre libres de los pecados y protegidos de toda perturbación mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Entonces hay confianza, liberación, paz y manera de protegernos de todo lo malo. El pueblo responde: "Tuyo es el Reino, tuyo el poder, y la gloria por siempre Señor". Entonces, Dios tiene el reino, el poder y la gloria. Cuando después contestamos "Amén" hay esa convicción de que con Cristo vamos a vencer todo el mal y con Él somos vencedores de todo lo que pueda llegar a perturbar, a hacer daño y hacer vivir con miedo. San Juan Pablo II decía: "No tengáis miedo", porque el mal no va a dominar si nosotros no tenemos miedo, y vivimos la tranquilidad con Cristo, porque hemos recibido su espíritu en los sacramentos. El espíritu de Dios está con nosotros para vencer todo lo contrario a ese espíritu. Que a través de la oración o de las últimas palabras del Padrenuestro nos ayude a iluminarnos, a dejar de lado todo lo que pueda hacernos daño. Dios está siempre para iluminarnos y darnos la posibilidad de discernir en dónde está el mal y el bien. Que Cristo, que ha venido para liberarnos, para darnos la oportunidad de vivir como hijos de Dios, para acompañar también a otras personas para que puedan liberarse de todo lo malo. Y que la Virgen que no tenía miedo, que su intercesión nos ayude para que siempre podamos cumplir la voluntad de Dios y no la voluntad del maligno.

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