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sábado, 20 de agosto de 2022

DIRECTORIO FRANCISCANO La Oración de cada día EL ROSARIO, CON LOS MISTERIOS COMENTADOS E ILUSTRADOS




Rezo del Santo Rosario

V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre...
R. Como era en el principio...

Los misterios que hemos de contemplar son



Lunes y Sábados:
LOS MISTERIOS GOZOSOS

Primer misterio:La Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios en las purísimas entrañas de la Virgen María.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

[Al final de cada misterio suele decirse:]
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre; Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo; Dios te salve María, Esposa del Espíritu Santo. Templo y sagrario de la santísima Trinidad, no permitáis, Señora, que ningún cristiano viva ni muera en pecado mortal ni venial. Amén.

Segundo misterio: La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

Tercer misterio: El nacimiento del Niño Jesús en el pobre y humilde portal de Belén.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

Cuarto misterio: La Purificación de la Virgen María y Presentación del Niño Jesús en el Templo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

Quinto misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

[Terminado el rezo de los misterios correspondientes, suele saludarse a la Virgen en sus "tres purezas" y recitarle la Salve:]

V. Virgen purísima antes del parto.
R. Purifica nuestros pensamientos.
Avemaría

V. Virgen purísima en el parto.
R. Purifica nuestras palabras.
Avemaría

V. Virgen purísima después del parto.
R. Purifica nuestras obras y deseos.
Avemaría

Para más obligar a la Virgen santísima, saludémosla con una "Salve": Dios te salve...

Oremos:

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

O bien, cuando se rezan los misterios gozosos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

V. Ave María Purísima.
R. Sin pecado concebida.





Para una información más amplia y profunda sobre el Rosario, véase la Carta Apostólica de Juan Pablo II: «Rosarium Virginis Mariae» (16 de octubre del año 2002).

El Rosario, una de las devociones marianas más extendidas en el pueblo cristiano y que arranca del celo apostólico de Santo Domingo, es para el Diccionario de la Real Academia Española: «Rezo de la Iglesia, en que se conmemoran los veinte misterios principales de la vida de Jesucristo y de la Virgen, recitando después de cada uno un padrenuestro, diez avemarías y un gloriapatri.» En verdad ahí están enunciados los elementos esenciales que lo constituyen, a los que se añaden, según las regiones y devociones, otros también importantes. Si se nos permite, podríamos decir que el Rosario está formado por materiales evangélicos de primera calidad: la selección de los misterios, ordenados en cuatro grupos, gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, que son pasos decisivos de Jesús y de María que nos llevan de la Anunciación y Encarnación hasta la venida del Espíritu y la coronación de la Virgen; la oración que Jesús nos enseñó para dirigirnos al Padre, y la que la tradición de la Iglesia ha elaborado para saludar a María, empleando en parte las palabras que le dirigieron el Ángel y su prima Isabel; y, como broche de cada decena de avemarías, la fórmula de alabanza trinitaria. Hay que añadir que son partes esenciales del Rosario la meditación y contemplación de los misterios, sin la que su rezo quedaría como un cuerpo sin alma, y las oraciones vocales impregnadas de ese clima de oración y devoción. La Iglesia celebra el 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora, la Virgen del Rosario.

En cuanto a la forma de rezar el Rosario, digamos que lo más habitual es contemplar cada día cinco misterios: los lunes y sábados, los Misterios Gozosos, los jueves, los Luiminosos, los martes y viernes, los Dolorosos, y los miércoles y domingos, los Gloriosos, a no ser que la celebración de las fiestas o tiempos litúrgicos aconseje otra opción. Suele formar parte del Rosario la letanía, "deprecación a la Virgen con sus elogios y atributos colocados por orden", de la que hay varias fórmulas. Ofrecemos también algunos otros elementos de uso particular, que pueden libremente omitirse.

Para favorecer la contemplación y meditación de los misterios, enlazamos su enunciado con imágenes artísticas y redacciones evangélicas.






 

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