Transfiguración del Señor (sábado 6 agosto 2022)
De Corazón a corazón: Dan 7,9-10.13-14 (“Su vestidura blanca como la nieve… como un hijo de hombre”) / 2Pe 1,16-19 (“Escuchamos esta voz estando con él en el monte santo”); (Año C Lc 9,28-36 (“Éste es mi Hijo amado, escuchadlo”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Parece que este milagro tenía que haber ocurrido durante toda su vida, desde su vida oculta en Belén y Nazaret. Pero su “transfiguración” fue sólo en el Tabor (y de otro modo en su bautismo), como anunciando el misterio pascual de su muerte y resurrección. La realidad externa de las cosas y de las personas, tal como las vemos, deja entrever, gracias a Jesús, un misterio de amor, que sólo descubriremos escuchando la Palabra de Dios en el corazón: “Éste es mi Hijo amado”, Jesús “ayer, hoy y siempre” (Apo 13,8).
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: “Escuchar” no es lo mismo que “oír”. Hay que aprender a admirar, dejarse sorprender, acoger, comprender, acompañar, “meditar en el corazón” como María, para “escuchar”: “Soy yo”, “a mí me lo hicisteis”. Y de este modo nos convertimos en destello de Cristo.
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