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sábado, 23 de julio de 2022

Reflexión 204: El cáliz de tu alma

 




Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina

Reflexión 204: El cáliz de tu alma

El cáliz de una flor es la hoja exterior que rodea los pétalos en formación, manteniéndolos seguros a medida que se desarrollan. Forma una especie de “vivero” para que crezcan los tiernos pétalos. A medida que crecen dentro de este lugar oculto, el cáliz los mantiene a salvo. Y una vez que se desarrollan, el cáliz se abre y revela la belleza interior. Así es con tu alma. El “cáliz de tu alma” es un regalo de Dios que protege tus virtudes internas mientras el rocío de Su Misericordia se filtra suavemente para nutrir las virtudes en ciernes internas. Y cuando haya madurado por completo, el resplandor de estas virtudes resplandecerá para que la fragancia de la gracia se haga visible a todos los que contemplan esta obra de Dios (Ver Diario #1064).

Mira dentro de tu propia alma este día. ¿Que ves? ¿Ves el pecado y la corrupción? Si es así, arrepiéntete de esto y permite que la Misericordia de Dios lo sane a través de tu confesión. Desde allí, permite que la Misericordia alimente también tu alma interior para crear un santuario interior escondido de Su esplendor. Dios desea embellecer vuestra alma y, a medida que os forme desde dentro, permitirá que esas virtudes resplandezcan a su debido tiempo. Espera en Él, deja que el rocío de Su tierno cuidado se hunda, creando Su obra maestra. Reflexiona sobre este santuario dentro de ti, este día. Regocíjate en la cubierta protectora de tu alma mientras Dios hace Su obra milagrosa y siéntete consolado por lo que ves formarse. Entrégate todo a la gracia y permite que el Creador de todo te transforme en Su regalo radiante y fragante para el mundo.

Señor, te agradezco por la seguridad de este santuario interior en mi alma. Te agradezco por entrar suavemente para nutrirme mientras formas Tu nueva creación dentro. Que el rocío de Tu Misericordia traiga curación y perdón a la corrupción de mi pecado, y me fortalezca para que Tú puedas formar las virtudes que Tú deseas crear. Te agradezco por Tu perfecta sabiduría y poder y me entrego a Tu gentil cuidado. Jesús, en Ti confío


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