Lunes semana 14ª Tiempo Ordinario (4 julio 2022)
De Corazón a corazón: Os 2,16-18.21-22 (“La seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón… Te desposaré para siempre”); Mt 9,18-26 (“Con sólo tocar su manto, quedaré curada”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: No estamos muy acostumbrados al lenguaje de verdadero amor que usa Dios por medio de los profetas. El Señor habla de “seducir” o conquistar, de invitación a la soledad y al diálogo de corazón a corazón, de desposorio… Muchos creyentes se han dejado cautivar por este amor de Dios. Todo este lenguaje se resume en la palabra “Alianza”, que Jesús nos ha transmitido como pacto de amor sellado con su sangre. Lo celebramos en la Eucaristía. Ante este amor, sólo cabe la confianza en quien nunca abandona. Hay que dejarse sorprender por el amor de Cristo: no sentirse solo, no dudar de su amor, no anteponer nada a su amor. La mujer enferma lo intuyó y quedó sana.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: La presencia de Jesús en nuestra vida, especialmente por la Eucaristía y por su Palabra viva, infunde la confianza y el gozo de no sentirse nunca solos. María, que había “tocado” y envuelto al niño Jesús en pañales (cfr. Lc 2,7), es modelo de esa fe confiada que se deja sorprender por el Señor. Nosotros le “tocamos” recibiéndole en la Eucaristía.
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