PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Después de la Anunciación, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, dijo a María: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! (...) Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá» (cf. Lc 1,41-45).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco en su Regla: «Dondequiera que estén los hermanos o dondequiera que se encuentren, muéstrense familiares mutuamente entre sí. Y confiadamente manifieste el uno al otro su necesidad, porque, si la madre cuida y ama a su hijo carnal, ¿cuánto más amorosamente debe cada uno amar y cuidar a su hermano espiritual?» (2 R 6,7-8).
Orar con la Iglesia:
Por intercesión de la Virgen María, tabernáculo sagrado del Hijo de Dios, imploremos la misericordia divina impulsados por el Espíritu.
-Por la Iglesia: para que se muestre ante el mundo, fiel a su Señor por la fe y la caridad.
-Por los gobernantes y los políticos: para que trabajen por la convivencia y solidaridad entre los pueblos, en el respeto y la paz.
-Por los pobres y los que no tienen quien les ayude y consuele: para que nuestra solicitud fraterna les devuelva la alegría y la confianza.
-Por las futuras madres: para que cuiden con amor de la vida que se gesta en sus entrañas, y encuentren atención y estima en la familia y en la sociedad.
Oración: Dios Padre, que con tanto amor has mirado la humildad de tu sierva María, escucha nuestra oración y concédenos la protección maternal de aquella a quien tu Hijo nos dio como madre nuestra. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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