Miércoles Santo (13 abril 2022)
De Corazón a corazón: Is 50,4-9 (“El Señor abrió mi oído… No retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían”); Mt 26,14-25 ("Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Toda la vida de Jesús es una “Pascua”: “pasar” del Padre al mundo y del mundo al Padre (cfr. Jn 13,1; 16,28), “pasar haciendo el bien” (Hch 10,38). Aquella "casa" donde Jesús celebró la última Pascua se llamará "Cenáculo" y va a recordar siempre la última cena (Eucaristía), las apariciones de Cristo resucitado y la preparación para la venida del Espíritu Santo con la Madre de Jesús. Lo importante es celebrar continuamente la "Pascua" con el Señor, su "paso" por la cruz a la resurrección. El camino de Pascua es camino personal y comunitario de "escucha" comprometida de los planes de Dios Amor. Sólo cuando uno se sabe amado por Jesús, la cruz se descubre como un regalo de Pascua. Pero eso es un milagro y un “regalo” de bodas que sólo lo puede hacer él. Así es Cristo Esposo, que “comparte” con los suyos lo mejor.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: La actitud decidida de Jesús se fue fraguando desde niño, en su corazón y en su vida, cuando María y José le enseñaban a memorizar la "shemá": "Escucha, Israel, amarás" (Deut 6,4). Y con él, “sus padres solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua” (Lc 2,41).
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