Martes semana quinta de Cuaresma (5 abril S. Vicente Ferrer)
De Corazón a corazón: Num 21,4-9 (“Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre una pica; cuando alguno era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado”; Jn 8,21-30 (“Cuando hayáis levantado al hijo del hombre, conoceréis que yo soy”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: La "mirada" a Cristo crucificado hace recuperar el sentido de la vida. "Todo ha sido creado por él y para él" (Col 1,16) y el proyecto del Padre consiste en "recapitular en Cristo todas las cosas" (Ef 1,10). Él ha sido "exaltado" (Fil 2,9) en sentido opuesto a nuestra lógica. El "camino" de nuestra existencia está trazado: amar como él. "Mirar al que traspasaron" (Jn 19,37), supone compartir su misma vida y amor. Si no ven esta salvación (concretada en el mandato del amor) en quienes decimos que creemos en la cruz, no darán el salto a la fe. “Mirar” a Cristo crucificado, con el corazón abierto al amor, cura nuestras miopías y cegueras.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: Este camino de fe comprometida es el que también siguió María. Ella tenía que compartir la misma "espada" (Lc 2,35) de humillación y elevación. “Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti” (Papa Francisco, 25 marzo 2022, consagración).
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