De Corazón a corazón: Is 42,1-7 ("He aquí mi Siervo… mi elegido en quien se complace mi alma"); Jn 12,1-11 (En Betania: "María… ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos… Jesús dijo: … para el día de mi sepultura")
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: El camino pascual de Jesús es nuestro mismo camino, que él asume como biografía propia y compartida. El Padre se complace en Jesús, que desde el seno de María (cuando ella dijo que “sí”) había hecho de su vida una oblación total por nuestro amor y para salvarnos: “Vengo para hacer tu voluntad” (Heb 10,7). Quienes se dejan conquistar por la amistad íntima de Jesús, enrolan sus propias vidas es esta misma oblación, concretada en “silencio” contemplativo a sus pies y sin prisas en el corazón (cfr. Lc 10,39) y en oferta de sí mismo y de todas sus cosas. Esta oblación evangélica no estará nunca de moda. La Verdad es el mismo Jesús: “camino, verdad y vida” (Jn 14,6).
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: Las manos maternales que envolvieron en pañales al niño Jesús y lo recostaron en el pesebre (cfr. Lc 2,7), son las mismas que le acariciaron, lavaron, cuidaron y acompañaron hasta su muerte y sepultura. La vida de María fue siempre itinerario de “Pascua”, para “pasar” con Jesús “de este mundo al Padre” (Jn 13,1).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario