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sábado, 20 de noviembre de 2021

Un nuevo Reino


Un nuevo Reino...

¡Buenos días gente buena!

XXXIV Domingo Ordinario B

Jesucristo Rey del Universo

Evangelio

Juan 18, 33-37

En aquel tiempo, Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». 

Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?». 

Pilato explicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?». 

Jesús respondió: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí». 

Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey?». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz». 

Palabra del Señor

Un nuevo reino donde el más poderoso es el que sirve

Observamos la escena: dos poderes uno frente al otro; Pilato y el poder inexorable del imperio; Jesús, un joven hombre desarmado y prisionero. Pilato, omnipotente en Jerusalén, tiene temor; y es por temor que entregará a Jesús a la muerte en contra de su propia convicción: no encuentro en el motivo de condena. Con Jesús, en cambio, llega un aire de libertad y de osadía, él no se ha dejado comprar nunca por ninguno, jamás se ha dejado condicionar. 

¿Cuál de los dos es más poderoso? ¿Quién es más libre, quien es más hombre? Por dos veces Pilato pregunta: ¿eres tú el rey de los judíos? ¿Tú eres rey? Busca entender a quien tiene enfrente, ese galileo que no deja indiferente a nadie en la ciudad, a quien el sanedrín odia con toda la fuerza y a quien quiere eliminar. ¡Es posible que sea un peligro para Roma? Jesús responde con una pregunta: ¿es tu pensamiento, o el pensamiento de otros? Como si le dijera: mira a tu interior, Pilato, ¿eres un hombre libre o eres manipulado?

Y trata de llevar a Pilato a otra esfera: mi reino no es de este mundo. Hay dos mundos, yo soy del otro. El que es diferente, está a otra latitud del corazón. Tu palacio está rodeado de solados, tu poder tiene un aire de violencia y de guerra, porque los reinos de acá abajo se combaten. El poder de acá abajo se nutre de violencia y produce muerte. Mi mundo es el del amor y del servicio que producen vida. Para los reinos de acá abajo, para el corazón de acá abajo lo esencial es vencer; en mi reino, el más grande es el que sirve.

Jesús nunca ha contratado mercenarios o enrolado ejércitos, nunca ha entrado en los palacios de los poderosos, solo como prisionero. Aparta la espada, le ha dicho a Pedro, de otro modo siempre tendrá razón el más fuerte, el más violento, el mejor armado, el más cruel. La palabra de Jesús es verdadera precisamente porque va desarmada, no tiene otra fuerza que la de su luz. El poder de Jesús es el de estar privado de poder, desnudo, pobre. Su realeza es la de ser el más humano, el más rico en humanidad, el rostro alto del hombre, que es un amor que se ha hecho visible.

Yo he venido para dar testimonio de la verdad. Y Pilato le dice: y ¿qué es la verdad? La verdad no es algo que se tiene sino algo que se es. Pilato debería haber formulado de otro modo la pregunta: ¿quién es la verdad? Y ahí delante, la verdad, es ese hombre en quien las palabras más bellas del mundo se han hecho carne y sangre, y por eso son verdaderas. Nosotros rezamos, venga tu Reino. Sin embargo, el Reino ya ha venido, ya está aquí como estrella de la mañana, y vendrá como un  mediodía lleno de sol; ya ha venido como semilla de mostaza y vendrá como árbol fuerte, lleno de nidos. Ha llegado como una pequeña luz oculta, que yo debo liberar para que se convierta en mi destino.

¡Feliz Domingo!

¡Paz y Bien!

Fr. Arturo Ríos Lara, ofm

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