PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico :
Jesús resucitado dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21,15-17).
Pensamiento franciscano :
«Nuestro Señor Jesucristo -escribe Francisco a todos los fieles- puso su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre, hágase tu voluntad; no como yo quiero, sino como quieras tú. Y la voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, que él nos dio y que nació por nosotros, se ofreciera a sí mismo por su propia sangre como sacrificio y hostia en el ara de la cruz; no por sí mismo, por quien fueron hechas todas las cosas, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus huellas» (2CtaF 10-13).
Orar con la Iglesia :
Acudamos a Cristo, Palabra del Padre, que al acampar entre nosotros nos abrió el camino de la salvación, y digámosle: Líbranos, Señor, de todo mal.
-Por el misterio de tu encarnación, por tu nacimiento y tu infancia, por toda tu vida consagrada al servicio del Padre: Líbranos, Señor, de todo mal.
-Por tu trabajo, por tu predicación y tus largas horas de camino, por tu trato con los pecadores: Líbranos, Señor, de todo mal.
-Por tu agonía y tu pasión, por tu cruz y tu desolación, por tus angustias, por tu muerte y sepultura: Líbranos, Señor, de todo mal.
-Por tu resurrección y ascensión a los cielos, por la donación del Espíritu Santo, por tu gloria eterna, libra, Señor, a nuestros hermanos difuntos y llévalos contigo. Y a nosotros líbranos, Señor, de todo mal.
Oración: Dios todopoderoso, por el nacimiento de tu Hijo en nuestra carne, líbranos del yugo con que nos domina la servidumbre del pecado. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Gracias por ayudarnos a orar! El espiritu de Dios les siga iluminando.
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