PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
San Pablo escribió a los Corintios: «Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Cor 2,1-2).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco en su Regla: «Todos los hermanos empéñense en seguir la humildad y pobreza de nuestro Señor Jesucristo, y recuerden que ninguna otra cosa del mundo debemos tener, sino que, como dice el Apóstol: teniendo alimentos y con qué cubrirnos, estamos contentos con eso. Y deben gozarse cuando conviven con personas de baja condición y despreciadas, con pobres y débiles y enfermos y leprosos y los mendigos de los caminos» (1 R 9,1-2).
Orar con la Iglesia:
En comunión de fe y de esperanza con la Virgen María, dirijamos al Padre nuestra oración, diciéndole y repitiéndole: Hágase en nosotros tu voluntad, Señor.
-Para que toda la Iglesia acoja dócilmente, como María, la Palabra de Dios, con toda su carga de novedad y de gracia.
-Para que, a ejemplo de Cristo y de María, sepamos adherirnos con amor a la voluntad del Padre y ponerla en el centro de nuestras opciones de vida.
-Para que en Cristo, nuevo Adán, y en María, nueva Eva, sea reconocida la imagen y dignidad de la persona humana, salida de las manos del Creador.
-Para que la sabiduría del Evangelio inspire siempre a la humanidad y la oriente en el camino que lleva a la implantación del reino de Dios.
Oración: Dios Padre que, por el anuncio del ángel, nos revelaste la encarnación de tu Hijo, guíanos, por su pasión y cruz y con la intercesión de la Virgen María, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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