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miércoles, 5 de mayo de 2021

El Papa es infalible

 


El Papa es infalible

Cristo en Lc 22,32 afirma: “Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca y tú confirma a tus hermanos”. Yo he rogado por ti, le dice Jesús a Pedro. Lo normal es

que nosotros oremos a Cristo. Pero, como Pedro es la piedra fundamental de la Iglesia y es demasiado grande su responsabilidad, Jesús siente el deber de sostenerlo, rezando por él para que su fe no se equivoque, ya que la seguridad de todos depende de la fidelidad de Pedro. Aquí podemos ver la gracia de la infalibilidad otorgada a Pedro para que dirija con seguridad y fidelidad la barca de la Iglesia. Si Caifás que era Sumo Pontífice hablaba en nombre de Dios con profecía (Jn. 11,51), ¿no lo podrá hacer el Papa?

El concilio Vaticano I afirmó: “Adhiriéndonos fielmente a las tradiciones de la fe cristiana... desde los primeros tiempos de la Iglesia, enseñamos y definimos que es

doctrina divinamente revelada que el Romano Pontífice cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su cargo de Pastor y Doctor de todos los cristianos,

en virtud de su suprema autoridad apostólica, define que una doctrina referente a la fe o a las costumbres debe ser acatada por la Iglesia universal, goza plenamente, por la asistencia divina prometida a él en el bienaventurado Pedro, de aquella infalibilidad con que el divino Redentor quiso dotar a su Iglesia al definir doctrinas

referentes a la fe y a las costumbres, y por consiguiente, que tales definiciones, del Romano Pontífice son irreformables por sí mismas y no en virtud del consentimiento de la Iglesia”. (De Ecclesia Christi cap. V). El Papa, pues, es infalible, no se puede equivocar, pero sólo cuando habla como supremo Pastor y Maestro de la Iglesia, en cosas de fe y costumbres, dando una decisión final y manifestando explícitamente su intención de obligar a la Iglesia universal. ( Cat 891).

Cristo no prometió al Papa la impecabilidad, sino la infabilidad y, de hecho, ha habido Papas pecadores, aunque la inmensa mayoría han sido buenos y la tercera parte santos.

En cuanto a los dogmas,.hay que entenderlos de manera dinámica y no estática, pues tienen mucho más de comienzo que de término, ya que pueden ser entendidos en un

sentido más profundo. Por eso, Karl Rahner decía en sus Escritos de Teología: “Toda fórmula en que la fe se expresa puede, en principio, aun permaneciendo verdadera,

ser superada. Es decir, al menos en principio, puede ser sustituida por otra que diga lo mismo y añada algo más, que diga lo mismo, pero con un nuevo matiz”.

De hecho, nunca en la Iglesia ha habido ningún Papa que solemnemente haya definido algo con intención de obligar a toda la Iglesia y se haya equivocado. Esta es una prueba más de la asistencia del Espíritu Santo sobre él, como Cristo prometió. A veces, los Papas al hablar de opiniones personales se han podido equivocar, pero tenemos que respetarlos y obedecerlos, porque tienen la autoridad de Cristo, aún cuando no hablen ex cathedra, definiendo un dogma de fe. (En el caso de Galileo, no hubo ningún dogma de fe ni el Papa publicó ningún documento. Tampoco era asunto de su competencia por tratarse de cosas de astronomía y no de fe y costumbres). 

Padre Ángel Peña Benito. O.A.R.

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