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jueves, 4 de febrero de 2021

Invocación a San Bernardo

 




Invocación a San Bernardo


Cada año, con motivo de la fiesta de

San Bernardo, he ofrecido a las monjas

del Monasterio de Buenafuente una

reflexión, que recogía los deseos más

actuales, según la situación en la que se

vivía en el Sistal.

Este año, al no estar presente en las

celebraciones, por andar por el Camino

de Santiago, aún se agudiza más la

necesidad de hacer la ofrenda, aunque

ya les dejé a las monjas mi obsequio, al regalarles el resumen de la nueva Constitución

Pontificia, “Buscar el rostro de Dios”, dirigida por el papa Francisco a las monjas de

clausura.

Sin embargo, ¿cómo no expresar este día una súplica a San Bernardo por el

monasterio cisterciense de Buenafuente? A lo largo de los kilómetros recorridos por sendas

solitarias del Camino del Norte, he podido rezar a modo litánico y encomendar muy

especialmente a quienes viven en el claustro, y a todos los que hacen posible que

Buenafuente sea un lugar de acogida.

Cuando se siente la fragilidad del

peregrino, surge más viva la plegaria,

ante la emergencia acude la súplica, en el

riesgo sufrido y resuelto felizmente brota

la acción de gracias, la alabanza a la

Providencia. Estos mismos sentimientos

me acuden con relación a Buenafuente, y

rezo y bendigo al Señor, porque no deja

de cuidar a quienes en Él confían.

Solo cuando se trasciende la

realidad se supera el acoso de la

circunstancia aciaga. Solo cuando se

experimenta el límite, cabe remontar el

asedio con la mirada teologal. Es en el momento difícil cuando se siente lo que significa la

ayuda de la fe.

En estos momentos, invoco al padre de la Orden Cisterciense, san Bernardo, para que

interceda por uno de los lugares que lleva el nombre del Cister – Sistal, para que en él siga

aconteciendo el milagro de la viuda de Sarepta, porque no se acaba la harina de artesa, ni el

aceite de la alcuza, a quienes se dedican a recibir al huésped como al mismo Cristo en

persona. Que siga aconteciendo la bendición de Mambré, la que recibieron los patriarcas

Abraham y Sara, por haber hospedado, sin saberlo, a quienes eran ángeles.

El salmo 125 sigue siendo una descripción de la historia de Dios con su pueblo, que

relata también lo vivido en el Sistal, la conversión de las lágrimas en cantares. ¡Que todas

las dificultades se conviertan en siembra de esperanza! Es mi deseo para las monjas y para

toda la gran familia de Amigos de Buenafuente. Desde Sobrado de los Monjes, donde

llegaremos mañana, 20 de agost

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