Publicado: 26 de diciembre de 2020 07:00 p.m.PST
SAN JUAN
Apóstol, Evangelista y Apokaleta
† hacia el año 101 en Éfeso
Patrono de escritores; autores; editores; libreros; encuadernadores; impresores; compositores tipográficos; papeleros; litógrafos; pintores; amistad; teólogos. Protector contra las quemaduras y los venenos.
Pedro vio venir detrás al discípulo amado de Jesús,
aquél que en la Cena se reclinara sobre su pecho.
(Juan 21, 20)
- En Éfeso, el triunfo de san Juan, Apóstol, Evangelista y Apokaleta, que después de escribir el Evangelio, fue relegado al destierro, donde escribió el divino Apocalipsis, y habiendo alcanzado hasta los tiempos de Trajano, fundó y gobernó las Iglesias de toda el Asia, y finalmente, consumido de años, sesenta y ocho después de la Pasión del Señor, murió, y fue sepultado junto a la misma ciudad.
- En Constantinopla, los santos Confesores Teodoro y Teófanes, hermanos; los cuales, criados desde niños en el monasterio de san Sabas, en Palestina, combatiendo después valerosamente contra León Armenio por el culto de las sagradas Imágenes, fueron por su mandato azotados y relegados al destierro. Pero, muerto León y resistiendo ellos como antes con mucha constancia, contra el Emperador Teófilo, que seguía la misma impiedad, sufrieron de nuevo los azotes y el destierro, donde murió Teodoro en la cárcel. Teófanes, vuelta la paz a la Iglesia, fue nombrado Obispo de Nicea, e insigne por la gloria de la confesión, descansó en el Señor.
- En Alejandría, san Máximo, Obispo, que fue esclarecido e insigne por el título de Confesor de Cristo.
- En Constantinopla, santa Nicerata (o Nicareta), Virgen, que resplandeció por su santidad en tiempo del Emperador Arcadio.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
Gracias a Dios.
SAN JUAN
Apóstol, Evangelista y Apokaleta
San Juan era todavía joven cuando siguió a Jesús. Fue su discípulo predilecto a causa de su inocencia; asistió a su transfiguración, se recostó en su pecho en la última Cena, subió con Él al Huerto de los Olivos, y recibió a María como Madre, ayudó a sepultar al Salvador y acudió el primero con Magdalena a su tumba el día de su resurrección. Después de la Ascensión, fue a predicar el Evangelio al Asia Menor y se estableció en Éfeso con la Santísima Virgen. Conducido a Roma en el año 95, bajo Domiciano, y arrojado a una caldera de aceite hirviendo, salió de ella sano y salvo y fue desterrado a la isla de Patmos, donde compuso el Apocalipsis. De vuelta a Éfeso, escribió contra los gnósticos su Evangelio que, con sus tres Epístolas, es el inflamado código de la caridad. Sobrevivió a todos los otros Apóstoles.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN JUAN
I. He aquí al amigo íntimo de Jesús, aquél que descansó sobre su pecho en la última Cena, y a quien el divino Salvador hizo partícipe de sus más grandes secretos. La primera condición de una verdadera amistad es no tener secretos para el amigo. ¿Está abierto tu corazón para Jesús? ¿No tomas ninguna resolución sin haberlo consultado? En todo tiempo puedes penetrar en su corazón por la adorable llaga de su costado; ¡y Él no puede hacerlo en el tuyo, lleno como está totalmente de las creaturas! Os amo, oh Dios mío, y deseo amaros siempre más (San Agustín).
II. La segunda cualidad de la amistad es compartir con el amigo lo que se posee. Ahora bien, Jesús durante su vida diose todo entero a San Juan y, al morir, le dio a su madre. “Hijo mío, dijo, he aquí a tu Madre”. San Juan se había dado por entero a Jesús, había abandonado todo para seguirlo. Date del mismo modo todo entero a Jesús, si quieres ser su amigo. ¿A quién destinas tu corazón? El mundo es indigno de poseerlo. ¿Qué has dado a Jesús en retribución de su ternura? ¿Le has consagrado tu cuerpo, tu voluntad, tu inteligencia, en una palabra todo lo que eres y todo lo que posees?
III. En fin, la tercera cualidad de la amistad es la semejanza: el amor hace semejantes a los amigos, si ya no lo son. Fue también este amor el que hizo a San Juan semejante a Jesús, lo hizo también hijo espiritual de María. Jesús te amará, si te asemejas a Él. Para lograrlo, es menester, no que te recuestes visiblemente sobre el corazón de Jesús, sino que Jesús venga a tu corazón, y que no tengas tú otra voluntad que la suya. Tener los mismos gustos y las mismas repugnancias; he ahí la verdadera amistad (San Jerónimo).
El amor de Dios.
Orad por el aumento de la caridad.
ORACIÓN
Dignaos, oh Dios de bondad, derramar sobre vuestra Iglesia los rayos de vuestra luz celestial, a fin de que iluminada con las enseñanzas de San Juan, vuestro Apóstol y Evangelista, alcance las recompensas eternas. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956). Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.
Visto en Tradición Católica
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