El valor de la Vida que Dios nos da
Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.
Parte 2
Toda vida proviene de Dios y está hecha a Su imagen y semejanza. Dios es fuente de vida. ¿Y qué dice Dios? Yo creo que Dios puede opinar, ¿o acaso el Señor ya no figura en esta sociedad? ¡Qué insensata se ha vuelto la humanidad! El Señor nos dice que toda vida es sagrada y, por eso, todo aquel que se gesta en el vientre de una madre tiene derecho a nacer. Eso dice el Señor en la Palabra: "Quien tenga oídos para oír que oiga".
Toda persona, grande o pequeña, alta o baja, flaca o gorda o lo que sea, fue un óvulo fecundado, una cosita así de pequeña, incluso usted y yo. ¿Cuál es la razón para que unos nazcan y otros no? ¿Cuál es el argumento? Pues, lógicamente, en los países industrializados la tesis es que hay mucha gente en el planeta y ésa es la causa de que haya hambre. Entonces, a nosotros que vivimos en un país considerado del tercer mundo, nos obligan a pensar como Hitler hizo con los judíos, utilizando el mismo esquema racista: para que haya comida para todos, hay que eliminar millones de niños negros, chinos e indios, porque son basura, no son valiosos como los otros. Por eso, hay muchos países industrializados que aceptan legalmente el aborto.
El razonamiento actual es que para solucionar el problema del hambre no es necesario practicar la justicia social. O sea, que no hay que hacer nada en cuanto a los capitales, los salarios o las condiciones mínimas que necesita cada persona para vivir dignamente. No, eso es cosa de los comunistas. Hay que matar niños negros, chinos e indios pobres para solucionar los grandes problemas de alimentación y la justicia social. Lógicamente, los que piensan así creen que vivirán para siempre. Habrá comida para unos años, porque después igual se van a morir. Y cuando mueran, tendrán que llegar al tribunal de Dios a presentar cuentas de todo eso.
Lo que tenemos que hacer es prepararnos en la Eucaristía para comer el Pan de Vida, que es Jesucristo, el Señor. Él nos permite saber qué hacer y cómo actuar. El Señor nos pide que defendamos la vida, una vida plena para todos. Todo ser humano tiene derecho a nacer, a vivir y a desarrollarse plenamente. Fuera el racismo y el clasismo. Todos somos iguales a los ojos de Dios.
Enseñe a sus hijos el valor de las cosas sencillas y auténticas de la vida, edúquelos con mucho amor, comprensión, respeto y apreciación de los valores y principios fundamentales para que aprendan a valorar y respetar la vida que es un don de Dios. Con la ayuda del Señor, lograremos ir cambiando el mundo para que todo ser humano sea valorado y apreciado como auténtico hijo de Dios. Recuerde que con Dios, somos ¡INVENCIBLES!
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