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miércoles, 21 de octubre de 2020

 





Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!

Un hábito de oración
21 de octubre de 2020
Miércoles de la Vigésima Novena Semana del Tiempo Ordinario
Lecturas de Hoy

Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan la certeza de esto: si el dueño de la casa hubiera sabido la hora en que viene el ladrón, no habría dejado entrar por la fuerza en su casa. También debes estar preparado, porque a la hora que no esperas, vendrá el Hijo del Hombre ”. Lucas 12: 39-40

Esta Escritura nos ofrece una invitación. Se puede decir que Jesús viene a nosotros en una hora inesperada de dos maneras.

Primero, sabemos que Él regresará un día en gloria para juzgar a vivos y muertos. Su Segunda Venida es real y debemos ser conscientes del hecho de que podría suceder en cualquier momento. Claro, puede que no suceda durante muchos años, o incluso durante muchos cientos de años, pero sucederá. Habrá un momento en el que el mundo como es terminará y se establecerá el nuevo orden. Idealmente, vivimos todos y cada uno de los días anticipando ese día y ese momento. Debemos vivir de tal manera que siempre estemos listos para ese fin.

En segundo lugar, debemos darnos cuenta de que Jesús viene a nosotros, continuamente, por gracia. Tradicionalmente, hablamos de Sus dos venidas: 1) Su Encarnación y 2) Su regreso en gloria. Pero hay una tercera venida de la que podemos hablar, que es Su venida por gracia a nuestras vidas. Y esta venida es bastante real y debería ser algo a lo que estemos continuamente atentos. Su venida por gracia requiere que estemos continuamente “preparados” para encontrarnos con Él. Si no estamos preparados, podemos estar seguros de que lo extrañaremos. ¿Cómo nos preparamos para esta venida por gracia? Nos preparamos ante todo fomentando un hábito diario de oración interior. Un hábito interior de oración significa que, en cierto sentido, siempre estamos orando. Significa que no importa lo que hagamos todos los días, nuestra mente y nuestro corazón siempre están dirigidos hacia Dios. Es como respirar. Siempre lo hacemos y lo hacemos sin ni siquiera pensarlo. La oración debe convertirse en un hábito tanto como respirar. Debe ser fundamental para quiénes somos y cómo vivimos.

Reflexione hoy sobre su vida de oración. Sepa que los momentos que dedica exclusivamente a la oración cada día son esenciales para su santidad y relación con Dios. Y sepa que esos momentos deben ayudar a construir el hábito de estar siempre atento a Dios. Estar preparado de esta manera le permitirá encontrarse con Cristo en cada momento que Él venga a usted por gracia.

Señor, ayúdame a fomentar en mi corazón una vida de oración. Ayúdame a buscarte siempre y a estar siempre preparado para ti cuando vengas. Jesús, en Ti confío.




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