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viernes, 10 de julio de 2020

Reflexión 192: Amar a Dios en los buenos y malos tiempos


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Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
65 días con santa Faustina


Reflexión 192: Amar a Dios en los buenos y malos tiempos


Es fácil "amar" a Dios cuando todo está bien. Pero cuando todo está bien, nuestro amor no se prueba. La prueba que viene del sufrimiento humano aclara nuestro amor a Dios. Esto puede ser muy fructífero para nuestras vidas espirituales. Es fácil creer que las dificultades en la vida no son más que cargas tristes y desafortunadas y deben evitarse a toda costa. Aunque seríamos tontos si creáramos dificultades intencionalmente, cada uno de nosotros tendremos nuestra parte de ellos en esta vida. Por lo tanto, cada dificultad y sufrimiento en la vida debe ser acogido como una oportunidad para que usted aumente su confianza en Dios y, al hacerlo, aumente su amor por Él. Cuán bendecida es el alma que sufre mucho en esta vida mientras elige amar a Dios en todo momento, haciendo de ese sufrimiento la fuente de su aumento de santidad (Ver Diario# 1014).

¿De qué te quejas cada día? ¿Qué es lo que te agobia? Con demasiada frecuencia huimos de estas cargas o nos enojamos. Intenta ver tus luchas bajo una nueva luz. Intenta verlos como oportunidades para profundizar tu confianza y tu amor. Cada sufrimiento y cada carga en la vida tiene el potencial de ser infundido con el poder espiritual de la Cruz. Al abrazarlos con amor, abrazamos la Cruz. Y al abrazar la Cruz, amamos a Dios aún más. No piense que las dificultades le traen una mala calidad de vida. Reconócelos por lo que son como resultado de la gracia. Son oportunidades para la santidad y para un aumento en la recepción de la Misericordia de Dios.

Señor, cuando me deprima, enojado o desesperado en la vida, debido a las dificultades que soporto, ayúdame a usar esa lucha como una oportunidad para una mayor confianza. Señor, deseo correr a la Cruz y recibir el amor que brotó de Tu Cruz para que pueda ser más como Tú en todas las cosas. Aumenta mi amor, querido Señor, especialmente a través de cada sufrimiento en la vida que te entrego. Jesús, confío en ti.

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