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miércoles, 10 de junio de 2020

Reflexión 162: la luz disipa la oscuridad


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Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina

Reflexión 162: la luz disipa la oscuridad


La luz disipa la oscuridad. Científicamente hablando, sabemos que la luz y la oscuridad no son fuerzas opuestas; más bien, la oscuridad es la ausencia de luz. Y cuando entra la luz, la oscuridad ya no existe. Así es con la Misericordia de Dios. Sin Misericordia, nuestras almas son oscuras. Caemos en la duda, la confusión, el miedo y la desesperación cuando Mercy está ausente. En este caso, nos quedamos en la oscuridad total donde la inmundicia del pecado puede reinar. Pero Dios desea traer la luz de su misericordia. Cuando esto sucede, y cuando abrimos nuestras almas a este regalo, la oscuridad de la duda, la confusión, el miedo y la desesperación se desvanecen. No pueden permanecer donde reside la Luz de la Misericordia (Ver Diario # 831).

Cuando miras tu alma, ¿qué ves? ¿Hay oscuridad? ¿Ves sus efectos sucios? ¿Ves dudas, confusión, miedo o desesperación? ¿Ves el pecado? Si es así, el Señor desea disipar la oscuridad que engendra estas cargas y producir Su Luz misericordiosa. Reflexiona sobre la parte de tu alma que parece necesitar más de Su Misericordia. Sepa que Él quiere entrar en esa área de su vida y espera su permiso para hacerlo. Él esperará a que lo dejes entrar.

Señor, por favor entra en la oscuridad de mi alma. Trae los rayos brillantes de Tu Luz y disipa todo lo que no es de Ti. Ven a refrescarme y renuévame, Señor. Ayúdame a ver y conocer Tu gran amor. Deseo vivir en la Luz de Tu Misericordia, querido Señor. Jesús, confío en ti.

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