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lunes, 11 de mayo de 2020

Reflexión 132: El Dios incomprensible.


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Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina


Reflexión 132: El Dios incomprensible


Una tendencia común que todos tenemos es la curiosidad. Fácilmente sentimos curiosidad por casi todo, deseando saber. Revistas, artículos de noticias, espectáculos, sesiones diarias de chismes, etc., todos tienen como objetivo la satisfacción de nuestra curiosidad. Esta curiosidad debe convertirse en un deseo de conocer a Dios y todo lo que Él nos habla. Pero, dicho esto, también debemos saberque no podemos saber La sabiduría y la voluntad de Dios están tan lejos de nuestras mentes y corazones limitados que nunca podremos entender su misterio. La vida es un misterio. La lucha y las dificultades son misterios. El amor es un misterio. Y sin embargo, al enfrentar humildemente los innumerables misterios de la vida, también enfrentamos el misterio incomprensible de Dios. Curiosamente, sabiendo que no sabemos y entendiendo que no podemos entender, preséntanos el gran misterio de Dios. Ante este misterio incomprensible, estamos en la presencia de Dios. ¡Este es un regalo! Este silenciamiento de nuestra comprensión ante el misterio de Dios nos permite enfrentar la vida con fe. La fe es una forma de saber sin comprender completamente. Es un regalo que nos permite caminar por la vida en la oscuridad, pero con claridad y certeza (Ver Diario# 651).

¿Encuentras que no entiendes a Dios o sus caminos? Miras tu vida y te preguntas: "¿Por qué esto?" o "¿Por qué eso?" o "¿Dónde está Dios en todo esto?" Dios y sus caminos son un misterio. Pero, como misterio, estás invitado a entrar con la oscuridad de la fe. Esto solo tendrá sentido si dejas que el Espíritu Santo penetre en tus pensamientos y te enseñe de una manera nueva. Su "comprensión" de la Mente y la Voluntad de Dios no será tanto como otras formas de conocimiento; más bien, su conocimiento será nuevo, cierto, claro, profundo y misterioso al mismo tiempo. Permítete ser enseñado por la fe y podrás enfrentar todos y cada uno de los misterios y dificultades que encuentres en la vida.

¡Señor, oh misterio incomprensible! Estoy ante ti con asombro y en la oscuridad. Sin embargo, en la oscuridad de mi comprensión, reafirmo mi fe y confianza en ti. Al enfrentar el misterio de mi vida y, aún más, el misterio de Tu vida, te permito consumirme con el don de la fe. Ayúdame a creer sin ver y a saber sin comprender. Lo más importante, deseo y elijo darte mi vida, oh misterio incomprensible, y te elijo a ti por encima de todo. Jesús, confío en ti.

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