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jueves, 5 de septiembre de 2019

SEP 5 Santo Evangelio del Día 5 de septiembre


SAN LORENZO JUSTINIANO,
Obispo y Confesor

n. 1381 en Venecia, Italia;
† 8 de enero de 1455 en Venecia, Italia


Fiesta de Tercera Clase
(color blanco)

SAN LORENZO JUSTINIANO, Obispo y Confesor

No es el discípulo superior al maestro;
pero todo discípulo será perfecto,
si es semejante a su maestro.
(Lucas 6, 40)

Lección
Henoc agradó al Señor, y fue arrebatado, ejemplo de penitencia para las generaciones. Perfectamente justo Noé fue hallado, en el tiempo de la ira se hizo reconciliación. Gracias a él tuvo un resto la tierra, cuando llegó el diluvio. Alianzas eternas fueron con él pactadas, para que no fuera ya aniquilada por el diluvio toda carne. Abraham, padre insigne de una multitud de naciones, no se halló quien le igualara en gloria. El guardó la ley del Altísimo, y con él entró en alianza. En su carne grabó la alianza, y en la prueba fue hallado fiel. Por eso Dios le prometió con juramento bendecir por su linaje a las naciones, multiplicarle como el polvo de la tierra, encumbrar como las estrellas su linaje, y darles una herencia de mar a mar, desde el Río hasta los confines de la tierra. Por su palabra puso fin a los prodigios, y le glorificó delante de los reyes; le dio para su pueblo mandamientos, y le mostró algo de su gloria. En fidelidad y mansedumbre le santificó, le eligió entre toda carne. Le hizo oír su voz, y le introdujo en la calígine; cara a cara le dio los mandamientos, la ley de vida y de saber, para enseñar a Jacob su alianza, y sus decretos a Israel. Exaltó a Aarón, un santo semejante a éste, su hermano, de la tribu de Leví. Le afirmó como alianza eterna, y le dio el sacerdocio del pueblo. Le hizo feliz con su espléndido ornamento, le ciño de gloriosa vestidura. Le vistió de honor perfecto, y le confirmó con insignias de poder, calzones, túnica y efod. Le puso alrededor granadas, y campanillas de oro, bien de ellas todo en torno, para que tintinearan al andar y resonaran bien por todo el Templo, como memorial para los hijos de su pueblo; y vestimenta sacra, de oro y de jacinto y de púrpura, obra de bordador, y pectoral del juicio, el Urim y el Tummim, hilado de escarlata, obra de artista; piedras preciosas, grabadas como sellos, en engaste de oro, obra de joyero, para memorial por la escritura grabada, según el número de las tribus de Israel; corona de oro por encima de la tiara, inscripción del sello de consagración, prestigio de honor, obra magnífica, delicia de los ojos este adorno. Galanuras no hubo tales antes de él, y jamás se las vistió extranjero, sino sólo sus hijos, sus vástagos por siempre. Sus sacrificios se consumían totalmente dos veces al día sin interrupción. Llenó Moisés sus manos, le ungió con óleo santo. Fue ello para él alianza eterna, y para su linaje cuanto dure el cielo, para presidir el culto, ejercer el sacerdocio y bendecir a su pueblo en nombre del Señor. Le eligió entre todos los vivientes para presentar la ofrenda al Señor, el incienso y el aroma en memorial, y hacer expiación por el pueblo. Le dio, por sus mandamientos, potestad sobre las prescripciones legales, para enseñar a Jacob sus dictámenes e ilustrar a Israel en su ley. Se confabularon contra él extranjeros y en el desierto tuvieron celos de él, los hombres de Datán y de Abirón, la banda de Coré, llena de ira y de furor. Lo vió el Señor y se irritó, y acabó con ellos en el ardor de su ira. Hizo prodigios contra ellos, devorándolos por el fuego de su llama. Aumentó la gloria de Aarón y le dio una heredad, le otorgó las primicias, sobre todo el pan a saciedad. Por eso comen ellos los sacrificios del Señor, que él le concedió a él y a su linaje. 
Eclesiástico XLIV, XLV


Evangelio

En aquél tiempo; dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.” Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.” Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”           
Mt XXV, 14-23

Catena Aurea


San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9,1

Este hombre que marcha lejos, es nuestro Redentor, que subió al cielo, con aquella carne que había tomado, la cual tiene su lugar propio en la tierra, y es llevada como en peregrinación, cuando es colocada en el cielo por nuestro Redentor.


Orígenes, in Matthaeum, 33

Según la naturaleza de su divinidad no viaja, sino según la ordenación del cuerpo que tomó, pues quien dice a sus discípulos: Yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo ( Mt 28,20), es el unigénito de Dios, que no está circunscrito a extensión corporal. Y al decir eso no dividimos a Jesús, sino que respetamos los accidentes propios de cada naturaleza. Podemos decir que el Señor viaja con aquéllos que viven dentro de la fe sin ver su esencia, y el Señor estará con nosotros hasta que saliendo de nuestros cuerpos nos reuniremos con él. Es de advertir que el texto no dice: como el hombre viajero, así yo el Hijo del hombre; porque él mismo es quien propone la parábola del peregrino como hombre, no como Hijo de Dios.


San Jerónimo

Convocados, pues, los apóstoles, les entregó la doctrina evangélica; distribuyéndola dando a unos más y a otros menos, pero no según su generosidad o mezquindad, sino según la capacidad y fuerzas de cada uno de los que la recibían. Así como dice el Apóstol, que los que no podían digerir un alimento sólido, los alimentaba con leche. De aquí sigue: "Y a uno le dio cinco talentos y a otro", etc. En los cinco, en los dos y en uno talentos, entendemos que a cada uno fueron dadas diversas gracias.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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