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lunes, 6 de mayo de 2019

J DE DRIESCH- LA PERFECTA CONTRICIÓN

LA ARMADURA DE DIOS

LA LLAVE DE ORO DEL CIELO

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Introducción
Al apreciar el librito “La Llave de oro del cielo” , usted observará, querido lector, experimentará, me supongo, la curiosidad de ver si el contenido corresponde a su título.
Posiblemente, la desconfianza lo inspirará y usted se preguntará con duda si esto se trata de fragmentos literarios llenos de sensacionalismo, de esos que han sido calificados: fragmentos infalibles de valor literario y que han circulado en el mercado.
No, querido lector, esto se refiere a una llave genuina y tangible y por supuesto, fácil de manejar: es la perfecta contrición. Esta le puede abrir el Cielo, cada día y en cada momento; si usted ha sufrido la desgracia de que se le haya cerrado la puerta del Cielo por causa del pecado mortal, especialmente si a la hora de su muerte, no tiene a su lado a un sacerdote quien es repartidor de la divina misericordia. La perfecta contrición será la
última llave, que por la gracia de Dios, le abrirá el Cielo.
Sin embargo, para hacer esto, usted debe desarrollar la costumbre de emplearla con eficacia durante su vida. Cúantas almas, gracias a la perfecta contrición, han obtenido la seguridad del Cielo, que sin esta garantía sus almas, irremediablemente, se hubieran perdido! “Si yo fuera capaz de atravezar los campos predicando la palabra divina”, dijo el muy ilustrado y piadoso Cardenal Franzelin, “mi tema de predicación favorita, sería sobre la perfecta contrición”.
La perfecta contrición.
I
Qué es contrición 
Contrición es un dolor en el alma y odio por los pecados cometidos. Esta debe estar acompañada por un buen propósito, eso quiere decir que debe estar acompañada de una resolución muy firme de corregirnos y de no seguir pecando.

Para que la contrición sea real, es necesario que provenga del interior, que provenga de lo mas profundo del corazón; no debe ser una simple formula pronunciada sin reflexión. Tampoco es necesario demostrarla a través de suspiros y lágrimas. Estas demostraciones pueden ser indicadores, pero no son la esencia de la contrición. La contrición radica en el alma y en la voluntad de huír del pecado y de volver a Dios.
Ademas, la contrición debe ser general, esto quiere decir que se consideren todos los pecados cometidos, por lo menos, todos los pecados mortales.
Finalmente, la contrición debe ser sobrenatural y no solamente natural, pues sería inútil e inservible.
Es por esto que la contrición, como todas las cosas buenas, debe provenir de Dios y de su gracia. Solo Dios puede engendrar su gracia en nosotros. Sin embargo, Dios siempre nos concede la gracia necesaria con la condición de que poseamos buena voluntad y sincero y arrepentimiento sobrenatural.
Si nuestro arrepentimiento se basa en un motivo de interés, o en razones puramente naturales (ej: males temporales, vergüenza o enfermedad) entonces obtendremos la contrición natural sin ningún mérito. Pero si la contrición es basada en alguna verdad de la fe (ej: Infierno, Purgatorio,Cielo, Dios, etc.) entonces seremos dueños de una contrición sobrenatural. Esta contrición sobrenatural puede ser perfecta o imperfecta y aquí hemos
llegado a nuestro tema de la perfecta contrición.
Que es la perfecta contrición?
En breves palabras, la perfecta contrición está basada en el motivo del amor y contrición imperfecta es basada en el miedo a Dios.
Perfecta contrición es aquella que emana del amor perfecto a Dios. Ahora, nuestro amor a Dios es perfecto, si lo amamos por ser El, infinitamente perfecto, infinitamente hermoso, e infinitamente bueno (amor benevolente) o porque El nos ha demostrado Su amor de una manera admirable (amor de gratitud).
Nuestro amor a Dios es imperfecto, si lo amamos solo por interés. Del mismo modo, en el amor imperfecto, solo consideramos los favores recibidos y en el amor perfecto consideramos, por encima de todo, la benevolencia de Aquel que nos concede estos favores.
El amor imperfecto hace que, con gran preferencia, nos concentremos en el favor recibido, mientras que el amor perfecto nos hace amar y apreciar el Autor de estos favores, minimizando en sí, sus regalos que por el amor y la bondad, estos favores manifiestan.
La contrición emana del amor. Como resultado, nuestra contrición será perfecta, si nos arrepentimos de nuestros pecados a causa del amor perfecto hacia Dios, ya sea por benevolencia o por gratitud.
Esta será imperfecta, si nos arrepentimos de nuestros pecados porque le tenemos miedo a Dios; porque el pecado nos ha hecho perder la recompensa que nos ha sido prometida como: el Cielo o, porque nos merecemos el castigo impuesto al pecador como: el Infierno o el Purgatorio.
En la contrición imperfecta pensamos solo en nosotros y en los males que el pecado nos trae. En la perfecta nosotros pensamos en Dios, en Su grandeza, en Su belleza, en Su amor y en Su bondad; consideramos el pecado como una grave ofensa la cual ha sido la causa de muchos sufrimientos soportados para nuestra redención. No solo deseamos nuestro beneficio sino también el beneficio de Dios.
Este ejemplo nos ayudará a entender mejor: Cuando San Pedro negó a nuestro Salvador, “y saliendo afuera lloró amargamente” Por qué lloró? Por la vergüenza que tendría que enfrentar delante de los otros Apóstoles?
Bajo estas circunstancias, hubiera sentido solo un dolor natural, sin ningún mérito. Sería porque su Divino Maestro lo iba a despojar de su dignidad de Apóstol y de Pastor Supremo o quería hacerle salir de Su Reino? En este caso la contrición hubiéra sido buena pero imperfecta. No! En realidad San Pedro se arrepiente, llora desconsoladamente por haber ofendido a su amado Maestro que es tan bueno, tan santo y tan digno de amor. El llora desconsoladamente en respuesta a ese inmenso amor, se da cuenta que actuó de una manera muy ingrata hacia el Señor; en eso consiste la perfecta
contrición.
Ahora, estimado lector, tiene usted el mismo motivo que tuvo San Pedro de detestar sus pecados debido a su amor, debido a su amor perfecto y debido a su gratitud?
Sin duda alguna, los favores de Dios son mas numerosos que los pelos en su cabeza y cada favor le debe hacer repetir constantemente las palabras de San Juan: “Amemos a Dios porque El nos amó primero”. ( 1 Juan 4:19)
Y cúanto El te ha amado?
“Con amor eterno te he amado; he tenido compasión de ti, por eso prolongaré mi cariño hacia tí”. (Jeremías 31:3)
Desde toda la eternidad, antes de que aún hubiera huella suya sobre la tierra, Dios había dado una mirada penetrante de amor hacia usted. El le preparó un alma y un cuerpo, el cielo y la tierra, con la ternura de una madre que ansiosamente se prepara para la llegada del hijo que va a venir al mundo. Es Dios quien le ha concedido la vida; es El quien le proporciona diariamente las cosas buenas de la naturaleza.
Esta razón fue suficiente para que los paganos se dieran cuenta de la perfección del amor de Dios. Esta es aún mayor razón ya que usted que es un Cristiano y que posee el amor y la bondad sobrenatural de Dios. A través del profeta El dice: “tuve compasión de usted”.
Dios pensó en usted con compasión durante Su agonía en el Monte de los Olivos al derramar Su sangre debido a los látigos y espinas, al seguir, llevando Su cruz, por el largo y doloroso camino hacia el Calvario; cuando crucificado en la cruz, El expiró en medio de horrorosos tormentos. El pensó en usted con un amor tierno, como si usted hubiera sido la única persona que existiera en el mundo en ese momento.
Qué le confirma ésto ? “Amemos a Dios porque El nos amó primero”.
Además, Dios lo acercó a usted hacia El por medio del Bautismo, el cual es la primera y gracia primordial de la vida y por la Iglesia, en cuyo seno usted fué incorporado.
Cúantas personas han sido capaces de obtener la fe verdadera solo a través de la intensidad del esfuerzo y del sufrimiento!
En cambio a usted, El se la concedió desde la cuna, solo por amor, Dios lo acercó hacia El y contínua haciéndolo todos los días por medio de los Sacramentos y por la gran infinidad de gracias que El derrama sobre usted.
Usted ha sido sumergido en un océano, el océano de la bondad y del amor divino y El desea nuevamente coronar estas gracias acercándolo a El y concediéndole la felicidad.
Qué va a dar usted a cambio por ese gran amor?
No es apropiado que usted haga restitución por estas faltas? Entonces, amemos a nuestro Dios pues El nos amó primero. 
Lleguemos al punto de: Cómo ha respondido usted al amor de un Dios tan amoroso y tan bueno? Sin duda alguna, con ingratitud y con sus pecados.
Se arrepiente de su ingratitud? Ah, sí! Sin duda alguna, y usted arde en el deseo de enmendar demostrando su amor sin límites. Si, eso es así, usted en este momento, posee la perfecta contrición la cual está basada en el amor de Dios y la cual, también, es llamada contrición de amor o de caridad. En la contrición de caridad existe un nivel, aún mas elevado, que consiste en simplemente amar a Dios porque El es infinitamente glorioso, infinitamente perfecto y es digno de ser amado. Hágamos una comparación: en el firmamento hay numerosas estrellas tan distantes que no podemos percibir y sin embargo so tan inmensas y tan brillantes como el sol que tan gratuitamente nos otorga el calor y la vida.
De la misma manera, supongamos que el hombre no haya poseído la gran estrella eterna que es el amor de Dios. Supongamos que Dios no haya creado el mundo ni a ninguna de sus criaturas: El no sería menos grandioso, menos hermoso, menos glorioso o menos digno de ser amado, porque El es El mismo y en relación a El mismo es la máxima perfección, bondad y amor.
El sentido de esta fórmula: “ Estoy arrepentido de corazón…. porque Tú eres infinitamente amoroso y lamentas el pecado”.
Reflexiona un momento y considera el amor de Dios; especialmente contempla los amargos sufrimientos de Nuestro Salvador. Esta reflexión te hará entender con facilidad y penetrará tu corazón.
Aquí tienes los medios prácticos para alcanzar la perfecta contrición.

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