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sábado, 23 de marzo de 2019

MES DE SAN JOSE: PREPARACIÓN PARA CONSAGRARSE A ÉL COMO ESCLAVO. DÍA VEINTITRES

san jose
La verdadera devoción a San José consiste esencialmente en la confianza ilimitada en la intercesión de este Santo Varón, en la imitación de sus virtudes y en el amor filial que se le profese. Ser su devoto quiere decir tratar de amar al Padre Celestial como él lo hizo; y poner la vida, los bienes y todos los actos del día bajo su paternal patrocinio.
Los que quieran ser fieles devotos del Padre Protector de la Iglesia, y verdaderos servidores de su culto, deben consagrarse a él como sus esclavos. Pero como se ama lo que se conoce, es fundamental para esta alianza admirarse con su vida a través del Catecismo de San José, incluido en esta preparación.
La esclavitud del santo exige una fórmula que será publicada el día 31 de marzo, y que indica la dedicación de la vida entera al servicio de su piedad. Significa alabar al benditísimo Patriarca desde que aparece la primera luz del día hasta que se va al lecho, para lo cual, también el último día de este mes, entregaremos una pequeño Devocionario Josefino con las oraciones del cristiano al amparo de San José.
Quienes deseen manifestarse como verdaderos devotos del Castísimo Esposo de Nuestra Santa Madre, deben luchar por ser almas de oración que frecuenten los sacramentos, amantes del silencio, la pureza, modestia y humildad, tener una encendida caridad y una vida que se realice en la laboriosidad y el ocultamiento. Y para alcanzar tan altas aspiraciones, es que a él recurriremos diciendo cada día en el Acordaos: “que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo”.

DÍA VEINTRES

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra vuestra divina majestad, vengo a solicitar de vuestra misericordia infinita generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José os suplico humildemente que me concedáis nuevas gracias para serviros y amaros, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.
CATECISMO DE SAN JOSÉ

24-¿Porque se refugió José en Egipto?
Herodes engañado por los magos y temiendo que el niño que iban a adorar fuese un día el que le echara de su trono, dio orden de asesinar a todos los niños de menos de dos años que se hallaran en Belén y sus alrededores, creyendo que por estas medidas, el niño que había nacido y que le habían dicho que era el Mesías, seria incluido en el asesinato, y no escaparía a su venganza.
Pero el cielo velaba por su conservación y mientras que Herodes meditaba su cruel designio, un ángel se apareció a José en sueños, y le dijo: “levantaos, tomas el niño y a su madre, huid a Egipto y permaneced allí hasta que se os ordene volver: porque Herodes se dispone a buscar al niño, para hacerle morir.” Y José, añade la escritura santa, se levantó al punto, huyo con el niño y su madre, y se retiró a Egipto. Luego si José huye de su querida patria, y conduce a Jesús y a María a Egipto, es por obedecer las órdenes del cielo: es para evitar que el niño que le ha sido confiado caiga bajo los golpes del furor de Herodes.
El lugar del destierro está muy distante; hay cerca de ciento cuarenta leguas del país natal; el viaje será, por consecuencia, pesado, durará cerca de quince días; no importa, el cielo habla, el niño está en peligro y José obedece. ¡Que fe! ¡Que obediencia!
Aquí se rezan 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José, pidiéndole la gracia de ser su fiel esclavo.
M E M O R A R E
Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor! 
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.
Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)

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