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domingo, 5 de agosto de 2018

¿Está mi papá en el cielo? La pregunta que el Papa tuvo que responder a un niño

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Emanuele estaba llorando desconsolado y el Papa Francisco lo envolvió en un gran abrazo, acariciando su cabeza y hablando en voz baja con él  


Roman, 15/04/18.- Después de dar algunas vueltas alrededor de un complejo de viviendas públicas masivas y desmoronadas en las afueras de Roma, el Papa Francisco tuvo un emotivo encuentro con los niños del vecindario.

Las sesiones de preguntas y respuestas con los jóvenes son una parte estándar de las visitas parroquiales del Papa Francisco. Y, en la parroquia St. Paul of the Cross el 15 de abril, hubo las preguntas usuales como, "¿Cómo te sentiste cuando fuiste elegido Papa?"

Pero entonces fue el turno de Emanuele. El niño le sonrió al Papa Francisco mientras se acercaba al micrófono. Pero luego se congeló. "No puedo hacerlo", dijo el pequeño Emanuele.

El Monserño, Leonardo Sapienza, un ayudante del Papa, alentó al niño, pero este siguió diciendo: "No puedo". Hasta que el Papa Francisco le dijo:

"Ven, ven a mí, Emanuele... Ven y susurra en mi oreja".

Emanuele estaba llorando desconsolado en ese momento, y el Papa Francisco lo envolvió en un gran abrazo, acariciando su cabeza y hablando en voz baja con él.



Con sus cabezas tocándose, el Papa Francisco y el niño hablaron en privado el uno al otro antes de que Emanuele regresara a su asiento. A lo que el Papa dijo entonces a los otros niños :

"Si todos pudiésemos llorar como Emanuele cuando tenemos un dolor en nuestros corazones como él... Estaba llorando por su padre y tuvo el coraje de hacerlo delante de nosotros porque en su corazón hay amor por su padre".

El Papa Francisco le preguntó al pequeño Emanuele si podía compartir su pregunta y el niño estuvo de acuerdo. La pregunta de Emanuel fue:

"Hace un tiempo mi padre falleció. No era creyente, pero bautizó a todos sus cuatro hijos. Era un buen hombre. ¿Mi papá está en el cielo?"

Un buen hombre, un gran corazón
Respondiendo a la pregunta del niño, el Papa Francisco expresó:

Qué hermoso es escuchar a un hijo decir de su padre era bueno, y qué hermoso testimonio el de un hijo que heredó la fortaleza de su padre, que tuvo el coraje de llorar delante de todos nosotros. Si ese hombre pudo hacer que sus hijos fueran así, entonces es cierto, era un buen hombre. El fue un buen hombre.

Ese hombre no tenía el don de la fe, no era creyente, pero bautizó a sus hijos. Tenía buen corazón

"Dios es quien dice quién va al cielo", indicó el Papa.

El siguiente paso, para responder la pregunta de Emanuele, sería pensar cómo es Dios y, especialmente, qué tipo de corazón tiene Dios.

¿Qué piensas? El corazón de un padre. Dios tiene el corazón de un padre.

Y con un padre que no era creyente, pero que bautizó a sus hijos y les dio esa valentía, ¿Crees que Dios podría dejarlo lejos de sí? ¿Dios abandona a sus hijos? ¿Dios abandona a sus hijos cuando son buenos?"

Todos los niños gritaron: "¡No!".

Ahí, Emanuele, esa es la respuesta, dijo el Papa Francisco al muchacho.

Seguramente, Dios estaba orgulloso de tu padre, porque es más fácil como creyente bautizar a tus hijos que bautizarlos cuando no eres creyente. Sin duda, esto agradó mucho a Dios.

El Papa Francisco animó a Emanuele:

"Habla con tu padre, reza a tu padre".

Hijos de Dios
Anteriormente, una joven llamada Carlotta también le hizo al Papa Francisco una pregunta delicada :

"Cuando nos bautizamos, nos convertimos en hijos de Dios. Las personas que no están bautizadas, ¿no son hijos de Dios?"

El Papa Francisco respondió:

¿Qué te dice tu corazón?, a lo que ella respondió: "ellos también lo son".

"Correcto, y lo explicaré... Todos somos hijos de Dios. Todos. Todos", afirmó el Papa

Los no bautizados, miembros de otras religiones, aquellos que adoran ídolos, incluso los mafiosos, que aterrorizan al vecindario alrededor de la parroquia, son hijos de Dios, aunque prefieren comportarse como hijos del demonio.

Dios creó a todos, ama a todos y pone en el corazón de todos una conciencia para que puedan reconocer lo que es bueno y distinguirlo de lo que es malo.

La diferencia es que, cuando fuiste bautizado, el Espíritu Santo entró en esa conciencia y reforzó tu pertenencia a Dios y, en ese sentido, te hiciste más hija de Dios porque eres un hijo de Dios como todos, pero con la fuerza del Espíritu Santo.

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