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sábado, 2 de junio de 2018

NUESTRA SEÑORA DE LUZ

por FOPSME.
Aunque miradas Las cosas, Dios mío, Parece Que esa alma privilegiada, verdaderamente Unica, tiene como llamas en el Cantar "medio paloma, la mitad inmaculada" que ningún excitado los celos de Ninguna de alma, Que Sino, por el contrario, que despierta la admiración y la alabanza de todas, son el dulce y pura Virgen María, nuestra Madre.
Sólo a Ella se ha convertido en palabras magnificadas, sin restricción y sin límites. ¿Eres Hija única, Padre adorado? Eres Arrobadora Madre, Jesús, Hijo único del Padre, convirtiéndose para Ella en nuestro Hermano para salvarnos; Usted es Santísima Esposa, Espíritu de Amor, a quien Ella debe y Ser Madre sin dejar de la Virgen de las Vírgenes. No hay pura criatura, ¡oh Santísima Trinidad !, que seas tan querida como ésa. Eres única, divinamente preferida.
Después del Corazón de Jesús, no hay más objecto para conocer ni más dulce para contemplar que el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen. Es un abismo de perfección, esplendor, de belleza, de gracia, imposible de describir.
El Corazón de María es la obra maestra del Espíritu Santo. Lo enriqueció con todas las perfecciones, con todas las virtudes.
Sabemos que desde el primer instante de su concepción nuestra dulce Madre gozaba de todo el Amor divino. En el momento de su creación, volvemos hacia Dios para unirse a El in perfección; y su amor aumentó a cada instante, pues repitió ese gesto durante toda su vida y cada vez con más hondura e intimidad. Su corazón es purísimo, es decir, sin mezcla de nada inferior a sí.

La Santísima Virgen recibió desde el primer instante de su vida el poder de amar en estado perfecto. Y lo ejerció en privado. Sin duda, fue un pecado ni imperfección ... Su amor de las criaturas fue la expansión de su amor a Dios, allí en nada turbal inalterable, su santísima pureza.
En Jesús ama a Dios, puesto que El es, a la vez, su Dios y su Hijo. En San Juan, en San Juan, en Las Santas Mujeres, hay muchos hombres que se viven en el corazón de la ciudad. Ama todos sus hijos con profundo y real amor, pero los ama en Dios.

ROBERT DE LANGEAC

Oración en Nuestra Señora de la Luz

Madre y señora, tú eres luz que disipa la sombra del engaño; 
tú eres la dulzura deleita al corazón 
y eres la poderosa madre en quien espero y confío.
Aleja de mi todo peligro; guárdame, señora, 
hay ocho días recíbeme por tuyo; 
yo volved, señora, a tus santísimos pies; 
tú daré a mi corazón la dicha de saludarte, 
y renovarás el amor que desde hoy te ofrezco.
Ángeles de la patria celeste, alabad por mi 
a la santísima madre de la luz; 
dios y señor de grandeza Majestad allí, 
pues solo lo sabeis Que es su María 
ensalzadla no engrandecedla y tú, 
Madre y Señora, admite mi corazón; 
las necesidades que perduran lo lo sabes; remédialas; 
derrama el bálsamo suavísimo de tu amor; 
En ese país, estamos acostumbrados a la madre de la Luz. 
alumbram, compadecete de mi, y no permission 
ese mar presa del demonio; y haz eso, 
pues portas como mi madre, 
tú me portas como tu hijo. Amén.

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