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sábado, 24 de febrero de 2018

Oración del sábado: “Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores






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+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Oración inicial


Jesús, Tú te hiciste uno de nosotros y Te manifestaste de muchas maneras para reconocer que Tú eras nuestro salvador. Ayúdame a reconocerte también yo en esta oración, para que siguiendo tus palabras, pueda amarte cada días más.


Acto penitencial


– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).


Buen Señor, Tú has venido al mundo para salvarnos del pecado mostrándonos el camino a la felicidad que nunca se acaba. Pero yo muchas veces me alejo de Ti. Te pido con un corazón arrepentido que perdones todas mis faltas y pecados y me ayudes a ser un hijo fiel del Padre.


Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores” (San Mateo 5,43-48)


Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.


Lectura espiritual breve 


Lee lo que nos enseña San Policarpo:



Quedemos firmemente unidos a nuestra esperanza y nuestro premio: Cristo Jesús. Sobre el madero ha llevado nuestras culpas en su cuerpo. No obstante “él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca” (1P 2,22) Pero para que nosotros vivamos en él ha soportado todo esto. Imitemos su paciencia y si padecemos a causa de su nombre, démosle gloria. Este es el ejemplo que él mismo nos dio y que anima nuestra fe… ¡Perseverad en estos sentimientos y seguid el ejemplo del Señor, firmes e inquebrantables en la fe, amando a los hermanos, llenos de afecto mutuo, unidos en la verdad, acompañándoos unos a otros con dulzura, como el Señor, no despreciando a nadie…


Que Dios, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo, y él mismo, el Sumo Pontífice eterno (He 2,17), Jesucristo, el Hijo de Dios, os fortalezca en la fe y en la verdad, con toda dulzura, sin cólera, en la paciencia, la longanimidad, la valentía y la castidad. Que él os haga partícipes en la heredad de los santos, igual que a nosotros y a todos los que viven bajo el cielo y creen en Nuestro Señor Jesucristo y en su Padre que lo resucitó de entre los muertos. ¡Orad por todos los santos! ¡Orad también por los reyes, los príncipes, los magistrados, por todos aquellos que os persiguen y os odian, por los enemigos de la cruz, y así, todos puedan contemplar el fruto de vuestras vidas.


Breve meditación personal


– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)


1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?


2.- ¿Cómo ilumina mi vida?


3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?


4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?


Acción de gracias y peticiones personales


Gracias Señor por esta oración. Así como Tú viviste el precepto de amar al prójimo amando, incluso a los enemigos, hasta el extremo, te pido que me ayudes a vivirlo yo también con todo mi corazón y todas mis acciones.


Amén


– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).


 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…


Consagración a María


–  Pidámosle a María que nos acompañe siempre:


Salve, Reina de los Cielos

y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, Virgen gloriosa,

entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

D: Que con el auxilio de tan dulce intercesora,


T: seamos siempre fieles en el terreno caminar. Amén


+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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