A Miriam, Virgen y flor, Hoy le traigo yo un presente; Es un corazón ardiente Buscando su dulce amor. Un gran amor, que me cure De tantas perversidades, De un mundo de falsedades, Que ni me dañe, ni apure. Y quiero en agradecimiento Ofrecerle como a madre Entero mi pensamiento. Y que cure en un momento Mi soledad, y que taladre Mi dureza de cemento. Y un momento De holgura, de majestad, Y de una eterna amistad.
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