Si para consolarnos, sin consuelo acompañas a tu Hijo en la agonía, funde en tu duelo el mío, Madre mía, si es que merezco compartir tu duelo. Aunque empapado en lágrimas, tu velo la brisa de la noche secaría si el dolor que padeces cada día no fuera el de la mañana al de hoy gemelo. Si del Santo Sudario se te invoca, Consolación del triste, Tú tan triste y derramada en llanto inagotable... Consiente, Virgen Santa, que en mi boca con la piedad que con tu amor me diste mi conmovido corazón te hable...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario