¿Cómo envejecer con elegancia? Dime qué has vivido y te mostraré el tesoro que posees
Astrid Duque Conocimiento personal | Fe y vida | publi | Valor de la vida humana | Videos23/03/2017
A mi edad, ¿qué he aprendido de la vida? Este simpático video hace un recorrido por las distintas etapas de la vida de varias personas, y por las enseñanzas –a veces cotidianas y sencillas, otras profundas y hasta impactantes–, de sus experiencias de vida.
Sin duda alguna, muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de decir: «Si hubiera sabido que esto iba a pasar, no hubiera tomado esta decisión o, «si alguien me hubiera advertido de esto o lo otro hubiera actuado diferente». Y es que cada situación vivida, incluso los errores cometidos, tienen mucho qué enseñarnos. Es lo que llamamos experiencia.
Es esa experiencia de vida la que nos ha traído grandes lecciones sobre las cuales apoyarnos para saber conducir nuestra vida en el futuro, y para poder aconsejar y guiar a otros que estén pasando por situaciones similares. Pero para lograrlo debemos tratar de esforzarnos por ver cada acontecimiento de nuestra vida con una mirada reconciliadora, que implica dejar de preguntarnos: ¿Por qué me pasó esto? ¿Por qué tuve que actuar de esa manera?, y empezar a preguntarnos más bien: ¿Para qué? En esta última pregunta encontraremos respuestas mucho más iluminadoras para nuestro presente, pues lograremos sacar provecho de todo y encontrar cuál fue el verdadero aprendizaje de cada cosa que vivimos.
La experiencia de una vida entendida así, en perspectiva, con un propósito y dirigida hacia un fin, lo que nos va a ayudar a leer los caminos que Dios ha ido trazando, para que descubramos lo verdaderamente importante. Este es el tesoro que poseen los abuelos, mucha experiencia de vida y la gran riqueza que no podemos dejar de valorar.
«La Iglesia mira a las personas ancianas con afecto, gratitud y gran estima. Son parte esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad. No sé si habéis oído bien: los ancianos son parte esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad. En particular, representan las raíces y la memoria de un pueblo. Vosotros sois una presencia importante, porque vuestra experiencia constituye un tesoro precioso, indispensable para mirar al futuro con esperanza y responsabilidad. Vuestra madurez y sabiduría, acumuladas a lo largo de los años, pueden ayudar a los más jóvenes, apoyándoles en el camino del crecimiento y de la apertura hacia el futuro, en la búsqueda de su camino. Los ancianos, efectivamente, testimonian que, incluso en las pruebas más difíciles, no hay que perder nunca la confianza en Dios y en un futuro mejor. Son como árboles que siguen dando fruto: aun con el peso de los años, pueden dar su aportación original en pos de una sociedad rica de valores y para la consolidación de la cultura de la vida» (Papa Francisco. Discurso a la Asociación Nacional de Trabajadores Ancianos. Vaticano. Octubre 2016).
Hagamos entonces el ejercicio de preguntarnos: A mi edad, ¿qué experiencias de vida he ido atesorando? ¿A quiénes puedo enriquecer con mi experiencia? Comparte tus reflexiones con alguien 🙂
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