Nuestro interior es como un árbol.
Afirma sus raíces y lentamente crece…con las ramas hacia arriba buscando la luz.
Da sus frutos, y…¡qué hermoso es ver un árbol con frutos dulces bajo el Sol!
El tiempo siempre llega para los pacientes…
Tratemos de ser como un árbol.
Estirémonos buscando la luz y tratar de tocar el cielo.
Hundamos nuestras raíces para que ninguna tempestad nos haga caer.
Demos dulces frutos, donde los caminantes que lleguen encuentren dulzura, frescura, y nos puédamos brindar gratuitamente.
Como verdaderos hijos de Dios.
Alicia Hierro
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