Páginas

viernes, 27 de enero de 2017

FRANCISCO Y DOMINGO: UN SOLO CORAZÓN Y UNA SOLA ALMA.

m resultado de la imagen de San Francisco y Santo Domingo

FRANCISCO Y DOMINGO: UN SOLO CORAZÓN Y UNA SOLA ALMA.
«Ahora toma a Francisco y toma a la pobreza como los amantes de quien habla mi relato.
Su armonía y su apariencia alegre, su amor y su asombro y la contemplación apacible, sirvió a otros como fuente de pensamientos sagrados.»
Así canta Santo Tomás de Aquino en el “Paraíso” de Dante. Así, el gran teólogo dominico alaba la virtud del santo y amado San Francisco de Asís en el poema épico de Dante. Tal vez sorprendente para algunos, Dante, escribiendo menos de un siglo después de la muerte de San Francisco, elige un dominico para dar su elogio. Y en el siguiente canto, que no es otro que el gran teólogo franciscano San Buenaventura quien canta las alabanzas de Santo Domingo. Por lo tanto, en su poema, Dante inmortaliza el profundo vínculo entre las ordenes dominica y la franciscana.
En general, cuando se habla de San Francisco se habla del mendigo alegre, el
hombre que comparte sin miedo a Cristo a todos los que quisieran escuchar. Este tremendo santo, nacido en una vida de lujo, experimentó una conversión dramática facultado por la gracia de la cruz de Jesucristo. San Francisco comenzó entonces una vida radical dedicada a su amada Dama Pobreza, dirigido sólo por el amor de Cristo crucificado. Predicó a todos, y predicó en todas partes. El pequeño Francisco se puso totalmente al servicio de sus hermanos. En virtud de esta vida humilde, devota, Francisco llegó a ser conocido en la tradición católica como un verdadero ‘Alter Christus’, que en verdad se convirtió como en otro Cristo.
¡Cómo este retrato de Francisco contrasta con la representación demasiado común de Santo Domingo! En la mente de muchos, Santo Domingo no está casado con la Dama Pobreza, sino con las inquisiciones y las cruzadas. Algunas fuentes van tan lejos como para denunciar rápidamente a Santo Domingo como un monstruo de crueldad y amante de las torturas y las guerras. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la verdad. La verdad acerca de Santo Domingo, como noble predicador de la gracia, muestra que su vida y enseñanza llevan más similitud con San Francisco que lo que muchos pueden pensar.
El último testamento de Santo Domingo da una idea de la proximidad de Domingo a Francisco. En este breve texto, el Santo Padre Domingo recomienda las tres virtudes fraternas primarias de la vida religiosa. Si incluimos las partes introductorias del texto, también podemos deducir una exhortación a la obediencia. Increíblemente, estas cuatro virtudes se encuentran entre las seis que san Francisco alaba en su gloriosa ‘Saludo a las virtudes’. Un examen somero de estos textos, consagrados en la tradición mendicante y transmitido a través de los siglos, revela la luz de estas dos obras que brillan de manera espectacular tras un retrato de dos hombres unidos en “en un solo corazón y alma” (Hechos 4:32).
1.- Obediencia – Santo Domingo exhorta a los hermanos a “permanecer unidos siempre tener sus corazones y voluntades conforme a lo que Nuestro Salvador le ha enseñado y lo que nuestra Santa Regla impone sobre vosotros, y de los cuales nuestras Constituciones le recuerda.” En estas palabras, San Domingo insta a los hermanos a una obediencia del amor, que se encuentra en agudo contraste con una sujeción meramente legalista. Estas palabras resuenan con el eco de Francisco, que escribe: “La santa obediencia confunde a todos los deseos corporales y carnales y mantiene el cuerpo mortificado a la obediencia del espíritu y de la obediencia del hermano de uno y hace que un hombre esté sujeto a todos los hombres de esta mundo.” Para Francisco, la obediencia es el medio por el cual un hombre se pone al servicio de otro.
2.- Caridad – Santo Domingo dice a sus hermanos, “La caridad lo unirá a Dios, y recibirá de él los favores que los verdaderos amigos de Dios están acostumbrados a disfrutar. En las persecuciones serán intrépidos, y muchos de ustedes no dudarán en derramar su sangre por la fe.” Qué similares son eso estas palabras a las del Seráfico Padre, quien dice: “La Santa caridad confunde todas las tentaciones diabólicas y carnales y todos los temores carnales.” La caridad inflama el alma de amor a Dios y hace que el que la posea no tenga miedo a dar la cara a las tentaciones de este mundo.
3.- Humildad – El Santo Padre Domingo escribe: “La humildad quitará de tu corazón toda falsa pretensión, libre de todas las ambiciones orgullosos y liberarlas de la pesada carga de dignidades temporales.” Del mismo modo, el Santo Padre Francisco enseña, “La Santa humildad confunde al orgullo y a todos los hombres de este mundo y a todas las cosas que están en el mundo.” Estos dos hermanos frailes sabían que la humildad se encuentra en el corazón del Evangelio, y por la humildad las cargas del mundo son desechadas y los valores del mundo invierten.
4.- Pobreza voluntaria – La última virtud que Santo Domingo recomienda a sus hermanos es la pobreza voluntaria. Le dice a sus hermanos, “Por último, os dejo la pobreza voluntaria, lo que, a pesar de que de hecho puede parecer menos gentil hacia el exterior, sin embargo, es la más justa y precioso interiormente y bien dotado de riqueza espiritual, ya que es cierto que su mérito no puede ser pagado con el precio de esta tierra, y por lo tanto es el reino de los cielos asignado como su recompensa”, continúa, ” Ay mis hijos, mis hermanos amados, reverencien y observen la Santa Pobreza: Estimo lo que refiere a esta observancia por encima de todas las otras cosas en la religión.” Espiritualmente unidos en la misma noble devoción, Francisco dice: ” La Santa pobreza confunde a la codicia y a la avaricia y el afán de este mundo.” Los hermanos Francisco y Domingo sabían que la pobreza liberaría a sus hermanos y les permitiría tener presente únicamente el afán de predicar el Evangelio.
______________________
Autor: Hno. Patrick María Briscoe, OP / Fuente: http://www.dominicanajournal.org / Adaptación y Traducción: Espíritu y Vida

No hay comentarios.:

Publicar un comentario