lunes, 14 de agosto de 2017

Me siento Iglesia

orar con el corazon abierto
ORAR CON EL CORAZÓN ABIERTO
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios

Respeto a los que dentro de la Iglesia ven siempre lo negativo. A los que buscan la crítica. La Iglesia la formamos hombres y los hombres somos pecadores. Para mí lo hermoso de la Iglesia es la comunión. En la Iglesia Jesús invita a la humanidad entera a volcar su fe, a creer en ella. La Iglesia es la esposa de Cristo. Compuesta por hombres y mujeres de carne y hueso, con corazones alegres o heridos, con esperanzas o frustraciones latentes. Cristo también fue hombre.
Yo me siento Iglesia. Sufro con muchas cosas que observo a su alrededor. Tampoco yo soy perfecto. Pero me siento Iglesia porque me siento parte de la comunidad trinitaria. Porque asisto cada día a las Bodas del Cordero, esa realidad misteriosa que es la Eucaristía que me llega de gozo y esperanza.
Dios nos ha creado para vivir en comunión con Él. Hay que rezar por la Iglesia, amar a la Iglesia, sentirse Iglesia. Pero cuando se rompe la unidad, el amor y la solidaridad desaparecen. Cuando la comunión entre los miembros se desmembra, la Iglesia deja de ser católica y es católica como decía tan bellamente el Papa Francisco porque es la casa de la armonía que sabe integrar la diversidad de cada elemento en la armonía de una sinfonía. Cuando restamos fuerza al mandamiento del amor, la Iglesia pierde su universalidad. Cuando el egoísmo y la crítica cerril se impone, Dios da un paso atrás y se ausenta. Cuando falla la caridad, deja de hacerse viva la experiencia del amor divino.
La comunión se debilita cuando desaparece la misericordia y el perdón. La comunión falla cuando desfiguramos la realidad de la Iglesia.

Yo me siento Iglesia porque es el camino del amor, de la entrega, de la paz, del perdón, del silencio en tiempo de tribulación, de llevar justicia, paz, verdad y misericordia al mundo; de amar hasta que duela; de servir sin pedir nada a cambio; de abrazar aunque no te abracen…
Me siento Iglesia en el momento mismo en que quiero ser el rostro de Dios en la sociedad, en mi ambiente familiar, social y laboral. Me siento Iglesia cuando trato de hacer míos los valores del Evangelio y acoger en mi corazón los pensamientos, los sentimientos y las acciones del Señor.
Me siento Iglesia cuando me alimento del pan de vida y de la sangre gloriosa de Cristo. La Eucaristía es el sacramento de la comunión fraterna. Por eso soy Iglesia porque unido a Cristo me uno al hermano en el mandamiento del amor.

orar con el corazon abierto

¡Padre bueno, me has llamado a formar parte de tu Santa Iglesia Católica, me lleno de gozo y alegría por formar parte de tu familia santa; llénanos de tu luz y de tu amor para profesar con alegría, autenticidad y caridad la fe que hemos recibido de Ti por medio del Espíritu Santo! ¡Danos, Padre de amor y de bondad, la fortaleza para afrontar las debilidades humanas y poner en valor las enseñanzas de Tu Hijo Jesucristo! ¡Hazme, Padre de misericordia, un cristiano fiel, servidor de la verdad, testimonio de amor en la sociedad! ¡Envía tu Espíritu, Padre, para que la unidad y la caridad reinen en el seno de la Iglesia y que la certeza de nuestra fe nos haga caminar juntos hacia un mismo ideal! ¡Bendice al Santo Padre, al que has confiado la misión difícil de guiar a la Iglesia y dótale de la sabiduría para que sea el guía que gobierne tu barca! ¡Bendice a los obispos y sacerdotes, cúbrelos con tu amor y tu gracia para que se conviertan en verdaderos servidores tuyos y con sus palabras y su servicio sean estímulo para que crezca nuestra fe; consérvalos en la santidad y dales perseverancia en su misión y hazlos comprometidos con su vocación! ¡Bendice a todos los laicos bautizados para que seamos luz en el mundo, sal que de sabor a la sociedad, levadura que fermenta en el mundo y agua que limpia corazones sufrientes! ¡Mantén unida a tu Iglesia, Padre, en una misma fe, esperanza, caridad y amor! ¡Únenos a todos en un mismo ideal y concédenos la gracia del amor y la luz del Espíritu Santo! ¡Te pido por la conversión de los pecadores y de los que no creen en Ti! ¡Gracias, Padre, por darme la fe, por ser miembro de tu Iglesia y por la hermandad de Jesús, tu amado Hijo!

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